Quiero ser lúcido.
No se si es tontera o no todo lo que pasa. Cuando le conté a mi mamá me dijo que es normal, pero igual yo se que tiende a eso, a normalizar todo lo que para mi es totalmente extraño.
¡Y es que los veo y no los reconozco! Y cuando no, no los conozco y los veo igual.
Esas lagunas son las culpables. Si. Las lagunas se apropian de cuanto termino vaga en mi cabeza y lo guardan en el cajón que se cierra con la llave perdida, que se abre por dentro pero no por fuera. Y han de saber lo fuera que estoy.
Me pierdo. Y no quiero.
Me apena eso, de vivir tanto y seguir como si nada. Me dirán (si es que no me han dicho) lo insensible que soy o que estoy por no hacerlo, pero es que no lograré reconocerte en tu perfume si tu imagen se perdió ya en el fondo oscuro del mar.
Necesito de esto. Por absurdo que le parezca si llega a ser uno de los 3 o 4 humildes lectores que pasa por acá, el código de este mensaje es personal. Si. Lo comparto con el fin de que entendáis lo poco entendible de la situación. Pero es lo suficiente para saber que si mañana pasa por mi lado y no lo saludo no es por ser mala gente ni por irrespetuoso; solo es que a cada hora dejo un poco de ser.
martes, 23 de septiembre de 2008
sábado, 13 de septiembre de 2008
Tres
Javier se despertó melancólico hoy. Lo noté en la mañana, cuando se levanto a escuchar Lunapar (teleradio donoso) mientras miraba Trinidad en su típica rutina de viaje sabático.
Cuando sale apurado, normalmente tiende a no pensar demasiado. Es despistado y tiende a dejar todo en su casa, y cualquier posible pensamiento se lo dedica a lo que podría estar olvidando. Hoy no fue la excepción; olvidó un formulario o algo así (en realidad nunca supe que era). Pero aparentemente algo más lo tenía ido, algún problema/detalle, algún que se yo. Que se yo.
Llega a San Joaquín escuchando Gran Santiago (tambien de teleradio Donoso), y mientras cruza la calle le toma el peso a la frase de Alex Andwanter, que le dice con nostalgia algo como "Contigo yo era feliz", y esto acompañado con palabras como "Me acordé...", que otorga y marca el pretérito.
Hasta donde se, Javier no tiene nadie a quien recordar así. Y hasta donde se, él tampoco lo sabe. Debe ser ese tipo de pena que da de repente y por nada, a causa de una acumulación de pensamientos que en cualquier otro serían semi-suicidas. Se que en Javier no, lo conozco lo suficiente para saberlo y darlo por descartado.
En filosofía ve una película. Se debe apreciar el humor negro, y dentro del Eº anímico de Javier, le resulta complicado reír. Pero hace el esfuerzo, y se le nota que en eso queda. La película termina inesperadamente, un quiebre que jamás hubiese imaginado sin que fuese visible y obvio lo hace caer en cuenta de que quiere llorar porque si. Y desde donde puedo apreciar no lo hace. Logra esconder muchas cosas.
Ahora que lo pienso, creo que la película lo hace reflexionar. Me dice ahora al oído que simplemente no todo es tan malo, y ya no pretende llorar, pues solo fue un conjunto de emociones confusas. A mi me sigue sonando a cuento esa excusa, pero no importa. Parece estar mucho mejor, y eso me alegra.
chao.
Cuando sale apurado, normalmente tiende a no pensar demasiado. Es despistado y tiende a dejar todo en su casa, y cualquier posible pensamiento se lo dedica a lo que podría estar olvidando. Hoy no fue la excepción; olvidó un formulario o algo así (en realidad nunca supe que era). Pero aparentemente algo más lo tenía ido, algún problema/detalle, algún que se yo. Que se yo.
Llega a San Joaquín escuchando Gran Santiago (tambien de teleradio Donoso), y mientras cruza la calle le toma el peso a la frase de Alex Andwanter, que le dice con nostalgia algo como "Contigo yo era feliz", y esto acompañado con palabras como "Me acordé...", que otorga y marca el pretérito.
Hasta donde se, Javier no tiene nadie a quien recordar así. Y hasta donde se, él tampoco lo sabe. Debe ser ese tipo de pena que da de repente y por nada, a causa de una acumulación de pensamientos que en cualquier otro serían semi-suicidas. Se que en Javier no, lo conozco lo suficiente para saberlo y darlo por descartado.
En filosofía ve una película. Se debe apreciar el humor negro, y dentro del Eº anímico de Javier, le resulta complicado reír. Pero hace el esfuerzo, y se le nota que en eso queda. La película termina inesperadamente, un quiebre que jamás hubiese imaginado sin que fuese visible y obvio lo hace caer en cuenta de que quiere llorar porque si. Y desde donde puedo apreciar no lo hace. Logra esconder muchas cosas.
Ahora que lo pienso, creo que la película lo hace reflexionar. Me dice ahora al oído que simplemente no todo es tan malo, y ya no pretende llorar, pues solo fue un conjunto de emociones confusas. A mi me sigue sonando a cuento esa excusa, pero no importa. Parece estar mucho mejor, y eso me alegra.
chao.
martes, 9 de septiembre de 2008
Dos
Días bastardos pasan, saludan y se van. No entiendo como pueden pasar tan pocas cosas en tanto tiempo, y me desvivo tratando de cambiar la situación llegando finalmente a nada.
Hace un tiempo tenía miedo a la oscuridad. A lo desconocido-que en el fondo siempre conocí-, pero presente de la forma más terrible; la invisible. Ahora ultimo, eso si, me he percatado de que no es tan así. Hoy me siento amigo de la oscuridad. Es como eso de no temer a los muertos, sino que a los vivos, no hay peor mal que del que nos percatamos.
Digamos que esta ultima semana ha estado llena de mucho relleno, pero poca consistencia. Rescato las salidas a comprar a san Diego, el cumpleaños de mi amiga y eso.
Digamos también que sería mucho más feliz saliendo a caminar más seguido. He amado millones de veces el andar lento en el anden de metro; ver tanto apuro, tanta rabia, tanto cansancio, tanta preocupación... me siento feliz de no ir así (al menos en ese momento).
Me gusta dibujar sonrisas en mis manos y tomar el pilar de metro en donde sean visibles.
De momento, me gustaría conocerme. Me gustaría mirarme mi mano y sonreír. Suspender el juicio (mi especialidad). Caminar como si nada mientras llueven estrellas para perderse en la más mundana mierda, y sonreír para desquitarse burlescamente. Llegar al papel y llorarle. Romperlo y seguir riendo.
Chao.
Hace un tiempo tenía miedo a la oscuridad. A lo desconocido-que en el fondo siempre conocí-, pero presente de la forma más terrible; la invisible. Ahora ultimo, eso si, me he percatado de que no es tan así. Hoy me siento amigo de la oscuridad. Es como eso de no temer a los muertos, sino que a los vivos, no hay peor mal que del que nos percatamos.
Digamos que esta ultima semana ha estado llena de mucho relleno, pero poca consistencia. Rescato las salidas a comprar a san Diego, el cumpleaños de mi amiga y eso.
Digamos también que sería mucho más feliz saliendo a caminar más seguido. He amado millones de veces el andar lento en el anden de metro; ver tanto apuro, tanta rabia, tanto cansancio, tanta preocupación... me siento feliz de no ir así (al menos en ese momento).
Me gusta dibujar sonrisas en mis manos y tomar el pilar de metro en donde sean visibles.
De momento, me gustaría conocerme. Me gustaría mirarme mi mano y sonreír. Suspender el juicio (mi especialidad). Caminar como si nada mientras llueven estrellas para perderse en la más mundana mierda, y sonreír para desquitarse burlescamente. Llegar al papel y llorarle. Romperlo y seguir riendo.
Chao.
domingo, 7 de septiembre de 2008
Uno
Adolescente, animal gobernado por hormonas.
Me enferma de la forma más perra el que se reduzca todo a una cosa tan ínfima (sin restar importancia). Es como cuando catalogan a un curso de 45 alumnos como malo porque Pedro González es tremendamente malo. Aunque no culpo a nadie por esto; todos tendemos a generalizar. Digamos que el odio a las hormonas es algo que me reservo solo para mí y para quienes me lo sacan en cara.
Debo admitir que en muchas ocasiones la vida misma se reduce a algo así como hormonas, como el monito mayor, en que UNO manda al resto de la masa. Y yo no quiero ser masa, mucho menos el mono mayor. Así que no se.
Hace un tiempo creía que estar en el centro de mi vida. Independiente de todo lo que sucediera, estaba en mi burbujita con parabrisas. Y como es común que cuando se viaja a una velocidad mayor que el estarse quieto, las moscas y polillas tienden a reventarse contra el parabrisas, destruyéndose a si mismas pero sin interferir ni en la velocidad ni el el viaje de mi burbuja. Digamos que iba así, hasta que de pronto fueron tantas polillas y moscas las que se reventaron en mi parabrisas, que simplemente choque con la gran mosca, la vieja, fea, peluda, hedionda... esa misma. Y me quebró el parabrisas, se metió la mugre de afuera, y ahora como que camino medio manchado, medio cojo, medio ciego...
No se. No se.
Estoy como perdido. Y con pedazos de moscas en los ojos.
Y mi odio por la gente que generaliza todo mis pensamientos y los etiqueta como Hormonas Revueltas ha quedado vulnerado en la primera publicación.
Me enferma de la forma más perra el que se reduzca todo a una cosa tan ínfima (sin restar importancia). Es como cuando catalogan a un curso de 45 alumnos como malo porque Pedro González es tremendamente malo. Aunque no culpo a nadie por esto; todos tendemos a generalizar. Digamos que el odio a las hormonas es algo que me reservo solo para mí y para quienes me lo sacan en cara.
Debo admitir que en muchas ocasiones la vida misma se reduce a algo así como hormonas, como el monito mayor, en que UNO manda al resto de la masa. Y yo no quiero ser masa, mucho menos el mono mayor. Así que no se.
Hace un tiempo creía que estar en el centro de mi vida. Independiente de todo lo que sucediera, estaba en mi burbujita con parabrisas. Y como es común que cuando se viaja a una velocidad mayor que el estarse quieto, las moscas y polillas tienden a reventarse contra el parabrisas, destruyéndose a si mismas pero sin interferir ni en la velocidad ni el el viaje de mi burbuja. Digamos que iba así, hasta que de pronto fueron tantas polillas y moscas las que se reventaron en mi parabrisas, que simplemente choque con la gran mosca, la vieja, fea, peluda, hedionda... esa misma. Y me quebró el parabrisas, se metió la mugre de afuera, y ahora como que camino medio manchado, medio cojo, medio ciego...
No se. No se.
Estoy como perdido. Y con pedazos de moscas en los ojos.
Y mi odio por la gente que generaliza todo mis pensamientos y los etiqueta como Hormonas Revueltas ha quedado vulnerado en la primera publicación.
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