jueves, 30 de abril de 2009

trece

Podría apostar que este último mes me he sometido a más de 800 preguntas.

Son al menos 340 ejercicios matemáticos, de todos los tipos. No me quiebro la cabeza cuando me complican, aprendí a omitir / aceptar mi ignorancia.

Con 150 textos e inferencias, mi vida se ha convertido en un instante, y mis escapes a la realidad se reducen a una pantalla y un teclado conectado con el mundo. 

Voy viajando en una burbuja.

No se cuantas cosas he aprendido y ejercitado; no tengo donde ni como ponerlas a pruba. Me sería muy útil, por ejemplo, analizar lo que dicen tus miradas, inferir lo que no se ve de cada sonrisa y leer, así textual, cada linea de tus manos. Sentarme a tu lado y comparar tu hoja de respuestas con la mía, no con el fin de compiar, no, sino que para ver que tanto has respondido, cuan diferentes están las alternativas y finalmente cuales puntos, en blanco, has omitido.

Así se piensa desde la burbuja.

A eso de las 9 se revienta, y así, desarmado y con dolor de ojos, me enfrento a algo desconocido. No hay teoremas que me indiquen como solucionar la vida misma, y los conectores que han tejido mi realidad pasan tan desapercibidos que ya no se si niegan, avalan o les dá lo mismo las cosas que han conectado

Sin burbuja me da frío.

Luego de andar unos minutos entre autos y almas apagadas, noto lo frío que siento ese lugar entre los ojos y sobre la nariz. Luces, fugaces, prenden y apagan mis miradas, que cansadas por los intentos vanos ya no buscan nada más que palabras donde refugiarse del mundo. Y así, como si fuese lo más normal a esas horas, una lagrima vacía que no logra salir del todo se asoma.

A veces quiero responsabilizar a las 100 lecturas diarias, al frio y a la presión atmosférica. Y no.

Es que en el fondo, siempre ha querido salir y ya.

martes, 14 de abril de 2009

Doce

Es tiempo de admitirlo; necesito con urgencia manos que encajen en las mías.

Orejas que oigan las miles de canciones que tengo preparadas para "la Ocasión". Ojos que deséen leer las mugrientas palabras que buscan ser más que un parrafo sin sentido escrito por un emo llorón. Un corazón grande, tan grande como para ignorar las fugas de mi memoria, mezclado con paciencia infinita frente a mi impuntualidad. Necesito una fuente inagotable de abrazos, dispuestos a pararme cada vez que las piernas se me doblen de ansiedad.

Quiero querer. Quiero olvidar de que existe el mundo y su maldad, olvidarme de las estrellas y su vanidad. Olvidar que estoy vivo y todo lo que conlleva; dejar atrás penas y alegrías y comenzar así, transparente, a querer mucho.


domingo, 12 de abril de 2009

Once

Parece ser que ya ha pasado bastante tiempo y he descubierto causas para algunos efectos que me eran inexplicables. 

Pasó que ayer me puse a escribir. Me conté algunas historias que creía olvidadas y recorde situaciones frustrantes tan antiguas que me dan solo nostalgia. Nada de pena. Nostalgia.

Anoté por ahí memorias de la escuela de lenguaje. Jevi igual; como que recordé incluso algún trabajo en plastilina. Me acordé tambien de la pequeña sala con no más de dos mesas, con tablas viejas pintadas de un amarillo fuerte y un meson alto para la Tía Marcela. Una sala con una tele, donde alguna vez vieron una película de Disney sin mi (lo que me da pena rabia hasta el día de hoy; muchas de las películas de disney las he tenido que ver ahora de grande).

Recordé que fuí muy niño. Que fuí "el barrendero" en la canción de cachureos que decía "me pongo de pie, me vuelvo a sentar", que tenía bigote y patillas largas que hacían juego con la boina cuadrillé. Que era simple ser bueno; que era fácil hacer lo que debía hacer y aún tener tiempo libre. Que era fácil ser niño.  

Parece que recordar me hace bien.

Me levanté hoy con otra mentalidad. Diferente-Mejor. Puede ser que la conversa con algunos amigos de temas que no tocaba hace mucho me hayan hecho replantearme, regresando a los porque de lo que soy ahora.  Genial. Me hacían falta los fundamentos de mi propia existencia, los que no tenían influencia alguna cuando niño, pero ausentes hoy me hacen perder el rumbo.

Hoy estoy más seguro. Y nada tiene que ver la semana santa ni la Santa programación de Mega. No. Los concejos sarcedotales solo coinciden con el crecimiento interior que me dió el conversar aquellos temas con aquellas gentes.  No hay nada de divino, nada más divino que lo humano.

jueves, 2 de abril de 2009

Diez.


Durante el ultimo semestre, el usuario presenta una alta tendencia al ahorro. Desde la disminución del tiempo en el pecé hasta el pirigüeñéo de Lapices en clases.




Se ahorra lo que le sobra; onda monedas de 10, a veces de a 50. Ahorra trozos de cartulinas de colores y pasta de zapatos.


Se ahorra tambien respuestas inutiles, acciones inconducentes y pensamientos bastos. No despilfarra palabras ni gestos, guarda en cajones papelitos con memorias, las que con el tiempo se pierden y se olvidan.


En un baul tiene ideales, que se ha ahorrado para tiempos mejores, y en otro más grande tiene todas las películas que el tiempo le ha postergado.En definitiva, ahorra.


Pero ahora parece que falla; le ha dado por ahorrar tambien de lo que no tiene: se ha dedicado a ahorrarse todo posible sentimiento, sensación o experiencia de aquellas, las que te hacen mejor, sentir vivo o simplemente sentir el "que-se-yo".


Con mi visión de analísta, creo que debería de buscarse un crédito a plazo para lo último... onda no seguir perdiendo el tiempo esperando cosechar frutos donde nunca se ha plantado nada... De no hacer algo para no continuar con esta absurda tendencia, perderá valiosos momentos para su vida. Y no es la idea de él ni de nadie.