miércoles, 16 de septiembre de 2009

Un refugio de madrugada

Ya no pregunto por qué, sólo escribo. No quiero pensarme el día demasiado, quiero plasmarlo acá y cerrar el ciclo.

Una taza de té que no existió, un desayuno fantasma. Un libro sin sabores, una almohada dura, luces que pasan entre las nubes para detenerse en cortinas con ositos a eso de las 14:06.

Una mente que no despierta del todo, un celular que algo quiso mostrar y que sin embargo pasó inadvertido frente a mis inagotables sueños. Un manantial de ideas que se estancaron para hacer gratificante un día en blanco y negro.

Viento, viento y más viento. La bandera no se detiene frente al ventanal, y el silencio se siente hecho trizas por las vibraciones del vidrio producidas por el viento.

Un caos controlado, una gotera tapada con barro.

Salgo a la calle, pienso en tí y no lo vuelvo a hacer a conciencia. Abro y cierro la chaqueta, como con la esperanza de verme mejor, y miro al cielo con la esperanza de no estar en el punto exacto en que estoy; queriendo romper el circulo, queriendo abrazar un poco más, queriendo dejar de lado el peso de la costumbre y entregarme a la aventura sin fin de lo que aún no conozco.

Cierro el día con un cafe cargado con poca agua. Me desconecto del mundo, cierro ciclos intactos, me retiro de la vida diurna para dar paso a la neblina en una consciencia, a ratos, alterada.

2 comentarios:

Menjunje dijo...

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Tamara dijo...

Espero que estés bien Javi! ánimo con todo lo que falta.
Muchos besitos!

^^