sábado, 31 de julio de 2010

Nadiedice

Un ser poco convencional no es uno mejor. Es sólo diferente. Y no es original ni especial. Diferente no debería tener ningún carácter específico; después de todo es un término demasiado amplio.
Hoy me siento el ser poco convencional; y no quiero creer que las cosas van a mejorar cambiando. Cuando el viento sopla desde atrás / Cada paso en falso duele más. No debería ser tan débil; ser poco convencional debería hacerme fuerte; la gente convencional sufre seguido.

Déjame ser lo que aborrezco; un puñado de emociones... Desde que el frío llegó aquí / ansias de ver lo que vendrá ...

Lo terrible de cuando no se es uno es que hay una amplia gama de posibilidades de no decidir por uno mismo; de jugarse chueco, desplazar al Myself a una zona que no debería corresponderle (la de un tercero). Yo siento que siempre fui un tercero. Esa es mi triste realidad; un tercero en un espacio para dos. Y no es fácil saber que hacer, no es fácil decidir sabiamente cuando no se siente, cuando se está en shock.

A veces la noche conspira contra uno; en una noche terrible, por ejemplo, puede faltar HotChip, CutCopy, incluso LadyGaga, y bien, es una posibilidad. Pero no es normal que entre tanta PartyPeople suenen melodías aptas para un soundtrack de Matías Bize, porque de pronto Lo bueno de llorar toma un sentido increíble; y el vernos derrotados en la barra se vuelve un espectáculo sutil; un show snob  con toques de postmodernismo, vodka derramado y papel de muro con onda. Es triste que de pronto el mejor diálogo para una película de esta onda sean las palabras que adornan el ambiente; que todos esos "aciertos" de nuestro guión sean la sinceridad de nuestra vida; "las cosas que no te dije nunca antes" o "las cosas que no me dijiste". De hecho es casi caricaturesco caminar a las 3 o más, en silencio, y que la tranquilidad de la calle se vea interrumpida por una pareja que se sube a un auto, que gritan, que no quiero volver a verte, que eres esto y aquello, que no en la puta vida. No es común; es de esas cosas que suceden mucho en el cine.

A veces me siento un personaje poco convencional, de esos que de pronto se deja llevar por los vicios de una ciudad revuelta, y se pierde. Siento que siempre, siempre, me debatiré entre dos dioses creadores; Fuguet y Bize. Y no sé cual es más penoso.


Que lo cierto es un favor, yo lo siento es un favor...

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