No sé por qué el afán de indagar y sumergirse buscando sentir una realidad que se esconde en el subsuelo de la realidad. No sé si se entiende la idea; tomar objetos de la realidad, situaciones o canciones y concentrarse en proyectarse en estos objetos hasta que de pronto estallan. Ahora ries, lloras, qué se yo. Ya no son iguales, ya no son los mismos.
No sé, a veces vivir así nomas, y no tomar nada de la realidad, caminarla y dejarla intacta. Mirar y jamás nunca enamorarse de nada; conocer sin involucrarse, consumir sin nutrirse. Ser como el lente de una cámara; un prisma, un foco, nada más; el registro no es lo mio, que se yo. Alejar todo de la memoria.
Tal vez hay cosas que nunca deberían tocar las fibras nuestras; cosas que nunca debieron dejarse entrar. Ahora son virus, letales, y se multiplican e infectan. Eliminan.
La realidad superficial puede ser bella sin complejizarla; tal vez proyectar menos sea la solución. Limitarse al encuadre y dejar el registro de lado; la escencia de las cosas en lo instantaneo, no sé. Tengo la cabeza en muchas partes, y el corazón en ninguna. Es una pena todo, pero seguramente hay alguna razón. Y no voy a proyectar nada en nada ni nadie, tal vez, porque puede ser mejor, porque las cosas se desgastan naturalmente y tal vez es siempre mejor dejar todo en manos del tiempo, y que pase, que fluya, con todo, y luego de pronto tener respuestas, motivos y demases; posiblemente sonreír o llorar, pero reaccionar. Recibir los estímulos, avanzar y llegar a alguna parte.
Quiero leer algo así como a Loriga o Cortazar.