viernes, 28 de octubre de 2011

De pronto el no poder quedarse dormido lo hunde en recuerdos que lo alejan más y más del sueño. Pone un poco de música. La detiene. Asume que debe dormir y que debe dejar de pensar.
Entonces la noche se hace más larga, como las sombras a eso de las 8 de la tarde, y siente el peso de todo en un minuto. Calcula cuantas horas de sueño le quedan, y es una miseria. Es una pena esto del insomnio, piensa sin dormir ni dejar de escribir. El insomnio se ha hecho más difícil cada día; deja rastros de pena, que como las ojeras, se acomodan donde menos uno las quiere. Las ojeras, eso sí, se presentan a la mañana siguiente. La pena se esconde y se queda.

Es una pena no saber manejar esto de las sensaciones. Los días oscuros ya quedan atrás, pero no sé que quiero conseguir dándole vueltas a asuntos sin nombres ni apellidos; son solo masas de información que se esparraman, crecen, esparcen y ahogan. Y yo ya no floto como antes, esa es la verdad.



qué malos recuerdos, por cristo-jesus...-


martes, 18 de octubre de 2011

Bajo las capas.

Después de un tiempo comienza a dar miedo darse nuevas oportunidades. Lo sé, y casi todos lo saben.
Yo no entiendo bien el ir y venir de las cosas; hay días que se me van de las manos y camino más de la cuenta en tramos inútiles sólo para tener algo más que hacer, pensar un poquito más en la arquitectura y la gente y sentir un poco menos. Otros días, en cambio, sólo tengo ganas de sentir un poco más. Y es una pena en verdad. Una pena, porque no es todos los días, porque a veces preferiría comer papas fritas antes de sonreír, o sonreír por comer papas fritas y nada más.
De un tiempo a esta parte me tengo miedo, porque quedarme duele y arrancar me hace mal. No tengo donde meterme cada vez que siento; todas las capas que protegen se van a la mierda y la exposición me asusta. Necesito sentir bien, sentir seguro. Y no se puede experimentar con uno, no se puede apostar tanto y abandonar la mesa antes de saber los resultados. Hay algo que está fallando, lo sé, y a ratos, en momentos de "iluminación", pienso en batallarlo, en llegar a alguna parte y quedarme ahí. Sé que algo así debe ser la solución; necesito raíces que me unan a algo, así como para de pronto creer en todo eso que perdió su veracidad hace un tiempo.

martes, 11 de octubre de 2011

Si alguien pregunta, yo le digo que bien. Porque se está bien; no es mentir ni inventar, pero tampoco resumir.
La cosa es dejar de desmenuzar; ya no va bien el estructurar piezas o dividir el todo en astillas. Las piezas son unidades de medida casi imaginaria al final; es como tener la concepción de las horas más desarrolladas que la de "día", y hablar de horas malas exige un desgaste que se puede resumir en un mil veces mejor "día malo", "día bueno" o uno más o menos. No digo que las malas horas no existen, pero por algo los calendarios se reparten en días.
Es tiempo de simplificar. Si quiero hacer las cosas bien, partamos por la base. El resto es evitar ciertas conductas; dejar de lado el masoquismo y las conductas pseudo-suicidas que sólo conducen a relatos dramáticos que uno piensa/sueña que tarde o temprano se venderán como novelitas de ficción o cine experimental.