Caminé como hacia atrás. Pero sin mirar.
El miedo a reconocer esos errores es tan absurdo y tan inconducente...pero ¡Dios!, es tan real que me supera. O me superó, no sé. Me gusta como estoy ahora.
Hoy amanecí así como con sinusitis, a eso de diez para las ocho. Tenía clases, pero me sentía tan mareado que me movía a una velocidad tan pero tan mínima que salí como a las 8:30 de mi casa. Y mal.
Cuando llegué al colegio ya había usado medio rollo de confort para sonarme. Mal. Luego de eso comencé a trabajar cegadamente en el pecé, con ánimos de nada y dolor en la frente. Un código, Dos códigos, Toalla nova, tres códigos, más nova. Resultado; todo mal, nuevos codigos y bolsillos llenos de nova usada.
Mal.
A eso de las 3 no dí más. Chao. Mal.
Llegué a mi casa. Pastilla, dormir. No tan mal.
Ahora no estoy así como regio estupendo, pero no de duele ni la frente ni el ojo. Bien.
¿Por qué la historia?
Porque es algo así como una analogía de este último tiempo. Entiendalo como quiera; hoy, ahora ya, sólo tengo la nariz roja, dolida, y una necesidad de eliminar toda esa congestión (ya no por la fuerza).
:)
No hay comentarios:
Publicar un comentario