Las frutillas habían teñido de rojo los dedos y las risas.
Era absurdo, absurdo; Todo era un carnaval. Todo era delirio.
Me miraste, recuerdo. Y no pude sentir más peso que en ese segundo. Ya no quería que me rescataras, no quería más sonrisas ni más cumplidos.
Y reí, rojo de frutillas, como nunca.
Era absurdo. Absurdo.
3 comentarios:
excelente!
el título me armo un panorama que vi demasiado en el texto, lo veo redondito, veo las frutillas, la sonrisa, esa inocencia, esa necesidad...
hermoso =D
No hay frutilla que haga pensar en la forma de cómo comerlas... hasta ahora... Gracias Javi por el mensaje que está dentro de este bello y breve texto.
Te quiero mucho no lo olvides!
basta.
aterriza.
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