miércoles, 28 de julio de 2010

Las herramientas

No las tengo. No las manejo. No hay nada en mis manos para la ocasión necesaria. Las oportunidades también se fueron. La vida no es linda, es una puta barata. Los caminos marcan. Unen lo que se aleja. No hay vuelta. Hay vacíos. Sí. Muchos vacíos. Un perro corre rápido. Yo debería correr como perro. Debería usar las alas de las que me hablaban. Desaparecer es bueno para su salud. Para la mía también. Las velas se consumen rápido. Los dedos se vuelven torpes en la oscuridad. Los corazones se detienen sin aire. Las palomas se toman la noche en silencio. Y sin luna pierden sentido. Sentir. No sé si sea bueno. Saber es bueno a veces. A veces la ignorancia. Hay que ser feliz. El cómo hacerlo es la tarea. Hay que desaparecer. Partir de cero. Se rompió un audífono. Es una real pena. Todo es así. Odio las fracturas. La vida es una callejuela de tierra cerro abajo. Llueve. La estabilidad se fractura. Se agrieta. Voy a caer en una grieta si bajo corriendo. Debería ser un perro. Voy a vivir en una cueva y no sé si salga. No muy seguido. Tomaré café aunque quiera dormir. Aguante estómago. Aguante pena. No hay mal que por bien no venga. Las cosas de la vida. Me haré aire. Eso. El café no es bueno. Para la salud. Para el alma.

1 comentario:

@dmperez21 dijo...

Pucha, justo este texto. Yo muchas veces he deseado ser perro, sobre todo para saber mirar con amor como ellos lo hacen, desinteresadamente, y sin saber que es amor, racionalmente, sólo lo sienten.

Yo pasaba a despedirme de este libro rutero, de esta bitácora de viajes extraños, de este cuadro de tendencia clásica en trazos multisurrealistas.

Hablando con un indeseable el otro día, quise decir tu nombre y sólo recordé tu apellido. Parece que las pastillas para el sano olvido surtieron efecto.