jueves, 20 de enero de 2011

Secantes

Con cada nuevo sol arrastro miedos de los días anteriores. Tengo que parar con las malas costumbres y escucharme a mi y nada más. No más de escuchar lo que dicen acá a metros ni lo que deshacen a kilometros; al final parece que cuando más en sintonía conmigo estoy mejor funciono.

Hoy es el día del temblor, y las piezas ya acomodadas múltiples veces se derrumban. No sé que me falta; tal vez es porque esta noche se respira vacía pero suena como pocas. Siento que mi corazón no quedará tranquilo si no escribo la palabra corazón y sentir en algún parrafo, y el ahogo me ataca, porque no sé por donde partir las explicaciones de algo que no existe.

Yo crecí un poquito, y es bueno. Pero esta noche, no sé por qué, todo se hace invalido, y el avanzar es una herramienta sin fin claro, que usé despiadadamente para buscar un bienestar que no se sustenta ni en si mismo. Soy el que nunca pierde los estribos, por el contrario, soy el que los dirije firme pero mal.


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