miércoles, 16 de febrero de 2011

Música de Transito

Por alguna razón me dió por escuchar a Drexler en el Bus hacia Valdivia; la sensación tal vez de sentirme en tierras que no eran mías sino que de alguien más, el saber que el tiempo corría en una dirección extraña, el saber que en definitiva hay circulos cerrados y ya...
Venía raro, un poco de Sol de Invierno a la vena, un poco de Blur o Atlas Sound. Algo así. Pero Drexler me mató, como siempre.


Sonó entonces esto:



El velo semitransparente
del desasosiego
un día se vino a instalar
entre el mundo y mis ojos.
Yo estaba empeñado en no ver
lo que vi, pero a veces
la vida es más compleja
de lo que parece.

Pensaste que me iba a quebrar
y subiste tu apuesta,
me hiciste sentir el sabor
de mi propia cocina.
Volví a creer que se tiene
lo que se merece,
la vida es más compleja
de lo que parece.

Todas las versiones
encuentran sitio en mi mesa,
Todas mis canciones
por una sola certeza.

No quiero que lleves de mi
nada que no te marque.
El tiempo dirá si al final
nos valió lo dolido.
Perderme, por lo que yo ví
te rejuvenece,
la vida es más compleja
de lo que parece.

Mejor, o peor, cada cual
seguirá su camino...
Cuánto te quise, quizás,
seguirás sin saberlo.
Lo que dolería por siempre,
ya se desvanece,
la vida es más compleja
de lo que parece,
la vida es más compleja
de lo que parece,
la vida es más compleja
de lo que parece.


Entonces no más; me llaman por teléfono y pienso Lo que dolería por siempre,
ya se desvanece
y ya nada importa. La vida es otra ahora, tal vez mejor (falta tiempo para saberlo, siempre). De todas formas bastó una llamada y una frase para sentir a la distancia un abrazo, un remezón de aquellos que sé necesarios de vez en cuando.

 Agradezco el remezón. Agradezco que hayas aparecido. Agradezco que me llames, que me hagas sentir de nuevo que algo puede ser y crecer. Gracias, oye.



Gira el haz de luz
para que se vea desde alta mar
yo buscaba el rumbo de regreso
sin quererlo encontrar

Pie detrás de pie
iba tras el pulso de claridad
la noche cerrada, apenas se abría,
se volvía a cerrar.

Un faro quieto
nada sería
guía, mientras
no deje de girar
no es la luz
lo que importa en verdad
son los 12 segundos
de oscuridad,

12 segundos de oscuridad
para que se vea desde alta mar
de poco le sirve al navegante
que no sepa esperar.

Pie detrás de pie
no hay otra manera de caminar
la noche del Cabo
revelada en un inmenso radar.

Un faro para,
sólo de día,
guía, mientras
no deje de girar
no es la luz
lo que importa en verdad
son los 12 segundos
de oscuridad,
12 segundos de oscuridad,
12 segundos de oscuridad,
para que se vea desde alta mar.


no es la luz; son los 12 segundos de oscuridad. 

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