martes, 26 de julio de 2011

El problema fundamental es que muy posiblemente no sea ni la mitad de lo que fui alguna vez sólo por susto. No he leído nada que me llene, porque cuando cada frase se me aproxima prefiero detenerme. No he visto ninguna película que llegue a remecerme ni remótamente. Al mismo tiempo, tengo la terrible sensación de no saber que decir cuando me preguntan "¿qué haz hecho?". No tengo idea, esa es la verdad. No tengo idea, no me acuerdo, nada. Siempre tengo sueño porque dormir es una excusa bonita y contraproducente. Siempre bailo, porque da lo mismo si en verdad uno está mal; sonará una canción que serán 4 minutos de recapitulación de una pena mal desarrollada para seguir con 3 horas de placebos. Ya no pasará nada, y funciona tan bien que si alguien me pregunta que qué he hecho estos días le diré eso. No tengo idea, no me acuerdo, nada.
Algunas personas no me entienden; piensan de pronto que la evasión es el fin de algo, cuando en verdad es un terrible y contínuo medio que posiblemente me lleve a ninguna parte.
Los miedos son cada vez más abstractos. No sé como explicar que todo tiene cada vez menos sentido. Pero vamos por más caos, vamos por más, en una de esas descubro algo, encuentro un dónde, cuando, cómo o quien. Estoy muerto de miedo, pero no voy a hacer nada. Me aburrí de hacer cosas. Tarde o temprano todo se va; mucho se ha ido, es cosa de tiempo.
Ya no quiero más sin sentido, pero incluso darle vueltas a esta situación parece inútil.

miércoles, 20 de julio de 2011

Tengo miedo de tanto ir y venir. No sé qué, pero siempre estoy esperando algo. Y no, no es una pena, pero pucha: sería bueno conocerme lo suficiente para saber que es lo que necesito.

lunes, 18 de julio de 2011

La fuerza de la costumbre

Vamos a decir que no corresponde, pero aun así recaigo en errores que me carcomen las ganas de tener un objetivo claro.
Severa tendencia a la inestabilidad que a la larga se torna autodestructora, fuck off.

sábado, 16 de julio de 2011

16-7

"Yo sé que le quiero como a nadie porque a él le aguantaría todo".
Tuve una conversación hoy con la amiga de una amiga y terminó una historia con algo así. Sé que no es eso precisamente, me consta, pero en el fondo el sentido es ese.
Aun cuando esta noche fue diferente a todas mis noches, fue perfecta. Me gusta la lluvia, el mar y la compañía. Comí bien, bebí lo justo y necesario y bailé. Es extraña esta sensación; ausencia de tensión capitalina tal vez. Ya no tengo que volver a casa con un largo viaje, ya no tengo nada que esquivar ni recordar. Pero sé que no es eso.
Ella, la amiga de mi amiga, bailaba cuando él llegó. Se saludaron y todo siguió normal. Bailaron ambos por su cuenta; bebieron por su cuenta, rieron por su cuenta. Ella estaba casi ciega por cosas de la vida; por momentos como que preguntaba que era precisamente lo que pasaba a la distancia...
Al final de la fiesta, ella se despidió de él. Le dio un abrazo y un beso en la mejilla para luego dirigirse a la puerta. Algo comentó, no recuerdo o no escuché que, pero pronto volvió a la pista de baile. Lo tomó, le dijo algo, le dio un sutil beso y volvió con nosotros para dejar el local.
"Lo corroboré" dijo al llegar al auto: "Aun hay mariposas".

No sé si eso fue lo bonito de la noche. No ocurrió tanto, pero es suficiente. Soy feliz de una forma bonita; quiero que todos estén bien, aun la gente que ya no está a mi lado. Nunca he sido de desear mal a nadie, y esta noche me siento feliz por ello; me siento liviano.

lunes, 4 de julio de 2011

Sería bueno...

Sería bueno que cierta gente pasara por acá a mirar y llegase a comprender que hay un montón de cosas que no comprendo. Sé que decir "sorry, soy absolutamente inseguro" no cambia todas las seguridades que uno puede aparentar, pero la verdad es que es así no más.
No saber lo suficiente de mi es un problema, pero más problema es el tener que ir conociéndome en base a las configuraciones posibles con tercer@s.
Es una pena tener que admitir que gran parte del daño está hecho, y más pena aun saber que a veces hay que llegar tan lejos para conocerse a si mismo. Lo digo en serio, me pasó ya; han llegado lejos conmigo para conocerse. Tal vez por eso ya no duele; porque de alguna forma había que entender que finalmente cada uno carga con sus pesares; yo tengo los míos, y así sucesivamente con todos quienes me rodéan.
No pido que cierta gente que podría pasar por acá tuviese que perdonarme ni entenderme, porque todo ese rechazo que se genera hacia afuera también se genera hacia adentro. Me sé absolutamente fragmentado, absolutamente roto, pero sé que después de todo lo que menos pretendo es generar daño; quiero tener la conciencia tranquila, pero la verdad es que a cada paso me pierdo y arrastro.

Sería bueno que algunas personas comprendieran, que leyeran más entre lineas y que juzgaran un poco menos. Sería bueno, porque la verdad no hay nada más terrible que tener que dañar a todos los que quieres para encontrarte reconocerte un poco más y ver que estás sacando afuera, de una u otra forma, lo peor de ti.

domingo, 3 de julio de 2011

Acaba de sonar una bala en alguna parte, pero nadie escucha una bala a estas horas. Las balas de las 5:13 son bidireccionales; hay origen, hay destino y nadie más.
Me acordé automáticamente de un texto que leí alguna vez, que hablaba de que el fin de semana nadie le hacía el quite a una bala; en el fondo todos buscan un disparo, o bien, disparar. El fin de semana da para mucho, pero hoy me voy a limitar a escribir, porque no sé que cresta sucede y es mejor dejar que el mundo avance, no detenerlo así como así.
Me siento profundamente joven; aun más de lo que me gustaría. Pero esta noche cargo con el peso terrible de sentir que se llevaron lo mejor de mi; que ya nada va a ser igual aun cuando me esfuerce por ello. El problema es que estoy concibiendo la vida de manera acotada; mi vida no llega a ser tal, sino más bien un conjunto de fragmentos que se sincronizan para hacerme respirar. Un montón de momentos ordenados; un test de lo que podría haber sido otro día, en otra vida, en otro lugar. Y el  punto clave en esta situación es que siento que si todo lo vivido ya ha sido el fragmento que me tocaba, es una real pena. Es una real pena, porque noches como esta me matan las ganas de volver a querer como antes.
Es una pena verse envuelto en situaciones que ameriten un melodramático "yo no merezco esto". Es una pena, porque al final realmente uno está seguro de no merecerlo; yo hacía las cosas bien, cumplía y quería. ¿Qué de todo fue lo que no hice?
Me asaltó la duda hoy, en un momento cualquiera, acerca de lo que sucede cuando dos personas solitarias se encuentran; ¿Se acompañan realmente?
La juventud se me va de las manos; no tengo idea de nada...