El problema más grande del asunto es que todo, todo cuanto logre reconfigurar, ordenar y resignificar, existe sólo en un plano lejano de las cosas; yo no vivo en el orden que plantéo. Lo veo, admiro, disfruto, pero nunca entro a cuadro. No participo de ese orden; es como si necesariamente hubiesen 80º de orden y los restantes fuesen necesariamente caos y realidad; conceptos amigos que me hacen desear traspasar el lente y llegar a los 80º; pasar a componer parte de ese orden lógico, esos tonos con formas y texturas definidas.
Hay algo en todo esto que me atrapa; no sé si es la verdad que veo pensando en estos términos o la necesidad de sentirme parte de una estética amigable.
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