jueves, 24 de marzo de 2011

Recuperación

Yo escribía de la vida. Más que eso, del día a día.
En su momento pasó mucho; tal vez un crecimiento exponencial de la vida personal me hizo mirar las cosas desde un sólo ángulo y de pronto escribí sólo lo que la vida fue en esos momentos. Y siempre, siempre, tenía que ver con el querer mucho y todo lo que conlleva (alegrías, penas, imágenes, cafés, metros, perfumes).
Creo que abusé de eso. Abusé de lo que tenía dentro; estrujar el tacto, el olfato, los colores y tiempos para componer una fotografía lo menos difusa de lo que significaba cada momento, algo así como un ayuda memoria con una doble función: una era recordarlo yo. Otra, muy distinta, era que lo recordara así mismo alguien más {uno tiende a ser idealista}.
Dicen que los mejores escritos salen de la médula de las emociones, pero mi vida no es fome y aun parece estar estancada; tapón medular o algo así. Y parece ser que por más imágenes que capture a diario estas no llegan a salir, y un parque de pronto se transforma en pasto, árbol, gente y banca.
En alguna parte, estoy seguro, debe ser que ese parque no es parque. Es viento, es sonreir, es hojas que, día tras día, se tiñen de café, y que a su vez es el tiempo que pasa deteniéndose en ese lugar donde santiago se hace a un lado.
Hay que rescatar las imágenes; hay que volver a interpretar el mundo. Las calles ya no son las mismas. Providencia, Ñuñoa, Lastarria, Bandera, Bellavista, Pedro de Valdivia, Alameda, Santa Lucía, Parque O'higgins. Las estaciones tal vez tengan que ver con la erradicación del todo; los recuerdos caducan así como las hojas.
Tengo que perder el miedo. Tengo que sentir y escribir. Tengo que salir a la calle y mirarla como nueva. Pronto el viento se llevará las hojas secas; hay que pisarlas, hay que sentirlas crujir, hay que dejarlas partir.

2 comentarios:

ceciabarca dijo...

entradas que te hacen sonreír.

@dmperez21 dijo...

San Diego siempre me recuerda a tí.