Y son las seis de nuevo. Intranquilo rebusco objetos de la memoria, como buscando excusas para que perder el tiempo resulte enriquecedor. Tomar de a poco todo el pasado, revolverlo con el presente y los supuestos de un futuro lleno de interrogantes. Hacerse parte de pronto del círculo de interrogantes para luego acabar perdido, aún más que al comienzo de todo.
Tengo las sensaciones revueltas y la mente intranquila. Mientras tanto, la gata se rasca y juega con su cascabel nuevo.
Está saliendo el sol, pero dentro todo es oscuro. Y es una pena, porque mientras la gente habla de felicidad yo no termino de comprender qué de todo está pasando o dejó de pasar.
Lo más terrible de aprender está en que nunca es en vano y que nunca se logra sin dejar marcas.
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