Odio los cables a tierra; tienden a arrebatar toda la magia de los grandes días.
No sé en realidad que le dá a este cabro por ponerse a pensar en problemas a eso de las 4:30Am, esa hora en que está tan solo que ni yo mismo, desde mi estratégico punto en el centro izquierdo de la caja toráxica, puedo animarlo mínimamente.
Es que está solo y no lo asume. O lo asume y no hace nada para cambiarlo.
No sé que será peor; el problema o su conformidad enfermante.
Tiende a decir que sí, que es fuerte de mente y que todo el poder que necesita está ahí. Pero no es así; este pajarraco me ha ignorado tan seguido que ya no se da cuenta de las enmarañadas estrategias que le he tendido en su vida. Y vallan ustedes a saber cuantos frutos me han traido... algunos podridos, otros no tanto...
En pocas palabras, cree que tiene el control de todo... Pobre iluso.
1 comentario:
Los cables a tierra nos ayudan mucho. Aterrizan nuestros sueños, pero hey, no por tener esos cables firmes dejaremos de soñar. A mi me complementan, me ayudan, a que los sueños sean parte de la realidad y se me hagan posibles...
Por supuesto que tienes el control de todo, de todo ese pobre iluso... a veces se nos escapa de las manos todo lo que podamos percibir, sentir, hasta soñar, pero no quiere decir que sea malo. Asumir es un buen paso, y a la vez es un buen indicio para animarnos a comenzar a soñar, conectados a tierra de vez en cuando.
=)
Sigue soñando
Publicar un comentario