martes, 28 de septiembre de 2010

En primera persona

Lo cierto es que esto es un alto, porque aun debo leer. No basta con un día de trasnoche, porque los días se hacen cada vez más cortos y pesados.
Debería leer, pero quiero dormir... En verdad quiero leer, pero debería dormir; ya no sé cual es el mejor orden para los factores, el punto es el resultado, (k) invariable. Y es así con todo.

Esta noche, como algunas otras, me deshago. Pero eso ya no me quita las ganas de correr, arrancar; la gracia de ir colina abajo es que te vas sólo, con el vuelito. Tengo ganas de creer en mi, por una vez. Y si bien no es el mejor momento para intentarlo, nada pierdo; todo lo propenso a perderse quedó en el camino.

Esta noche no hay café; no quiero espantar los sueños. No hay manos ni abrazos, sólo libros y hojas de presentaciones complejas. Pero la vida es así, y uno de estos días no tendré nada que hacer ni nada que olvidar...

1 comentario:

Francisca dijo...

te quiero, oye.
A lo mejor no son las manos que esperabas, pero siempre van a estar para ayudarte a ponerte de pie.

Mojona.