Quiero creer que todo es bueno. Quiero creer que la vida entregará un sentido, pero me volqué en lo que soy ahora, y estoy en la calle. Es de noche, hace frío y todo es perfecto. Esquivar peligros aparentes y ver el mundo desde otro ángulo; ese donde no hay nadie, sólo yo. Con suerte sonará una alarma. Con suerte sonará una carcajada muy a lo lejos. Nada más.
La noche ya no me sorprenderá. No hay vuelta.
Esa es la terrible constancia de que me perdí; veo cada amanecer con ojos diferentes, y duermo, y despierto, y el mundo es una resaca que me da miedo enfrentar.
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