jueves, 30 de diciembre de 2010

Residual

"Por qué no debería no agregarte?"


Hace tiempo, tal vez con un idealismo bastante lindo, habría respondido "es que sabes? te quiero. Sólo eso". Pero una vez, en otro caso, no sirvió; una vez quise y no fue suficiente; No voy a poner de nuevo mis sentimientos en juego.
Tal vez podría haber sido humilde y responder algo como "pucha, porque en verdad necesito que estemos bien porque sigues siendo importante", pero ¿son razones? ¿Son argumentos? ¿Son excusas?
El tiempo pasado, me tinca, pesa muy poco.


En cuanto no tengo respuestas, lo demás pesa menos. Nunca es un "tú", en el fondo, siempre fui yo; no es excusa, soy yo el que necesita (en este caso) saberte ahí, soy yo el que (en otros casos) quiso más de la cuenta, fui yo (en otros lugares) el que perdió.
Y si digo un día que en crecer está la clave o que el tiempo es respuesta siempre, hoy me niego a eso, porque por más que avance la gente, sigo sintiéndome joven, vulnerable y, por sobre todo, más perdido cada día.

martes, 28 de diciembre de 2010

Miedo.

No sé que escribir. Son muchas cosas que están en alguna parte.
Soy un revoltijo de sinsabores en este momento; me apena serlo, me apena sonar a desagrado, a ausencia, a ironía como recurso de defensa.
Al final uno siempre es menos fuerte de lo que cree, y los riesgos siempre más terribles de lo que uno se plantéa cuando se tiene fé.
Una noche como esta podría sacarme los ojos y amanecer sin extrañarlos; bastará con recordar, imaginar y creer. A veces podría no tenerlos y seguir escribiendo.

-----------

Es terrible esto de replantearse y remodelarse cuando nada es seguro. Es como bajarte de la micro porque te dió hambre, y una vez abajo te das cuenta de que todo está cerrado, todo se fue, escapó, pero tú estás ahí.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Mi abuela me ve pasearme a pie pelado y me dice "pobrecito, sus pies". Es raro; un montón de veces los pies han sido lo de menos. A veces temo que si me conociera mejor se lamentaría por más cosas; cosas que para mi, seguramente, dejaron de ser preocupantes hace mucho.
No entiendo demasiado como funcionan las cosas, pero sé que uno se cansa. Mi hermana chica algo alega mientras juega; hace ruidos con la boca. No sé en que estará.
A veces imaginaba que las cosas podían llegar a ser tan simples como una navidad que se extendía desde el último día de clases hasta el año nuevo; y ser niño por siempre lo arreglaba todo. Pero parece que no, y mientras más tiempo pasa más pienso y más se cruzan la razón y lo demás; me creo racional con 19 años que poco y nada son frente a los muchos de otros que he visto pasar. No sé proceder; nunca lo he sabido.
Al final siempre me doy cuenta de la vida por sus consecuencias; los hechos están a distancias, no me tocan, pero sus olas llegan siempre a mi. Las olas de lo que pasó son las heridas, los impulsos que te tiran contra las rocas en el peor de los casos.
Me estoy aburriendo de este blog; debería escribir donde nadie lo encuentre, y que nadie note que a las 5 am subo una nota muy estable y a las 1 pm ya estoy hecho pedazos de tanto creer.
A ratos me parece que me averguenzo de ser tan weon y además exponerlo.
Hoy me da vergüenza caer tantas veces en lo mismo; distintos matices, distintas personas, los mismos resultados.
Debería ser más consciente.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Orden y demases

No deja de ser una pena, pero si deja de doler. Es aprender, de pronto, que todo tiene profundidad, nada es lo que parece; siempre es un poco más.
Voy a suponerme conforme con todo porque es lo que más me acomoda, voy a retroceder un tiempo y hacer que todo lo que ha pasado es un paso y nada más. Entonces voy a ignorar lo que no corresponde, ignorar los malos ratos, arrancar de la manera más sana y valiente. No quiero volver a sentirme tan vulnerable, no quiero y no puedo dejar que me vuelva a ocurrir lo mismo. La próxima vez quiero que me quieran un poco, y que sin más todo deje de importar un rato. 
Un mundo, cielo, nunca es el mismo. Mientras más cambios, más lejos; en cuanto termine de matar la dimensión maldita de mi mismo todo será diferente/mejor.

martes, 21 de diciembre de 2010

"... y me pregunto como eran las cosas, porque de un tiempo a esta parte no recuerdo nada."

domingo, 19 de diciembre de 2010

"Es como cuando un día cualquiera a uno le empieza a doler la cabeza. Figúrate eso. El año en un día; un día que a eso de las 5 con 40 se echa a perder por un dolor de cabeza. El dolor de cabeza no tiene origen claro. Tal vez dormiste mucho; tal vez fue la siesta o el ruido. La rutina, who knows. Pero está el dolor, y te tomas un paracetamol asumiendo que nunca dejará de ser  un placebo {la fe mueve montañas}.
A eso de las 10 respiras profundo. Tienes la frente machucada de tanto apretarte el centro con una uña esperando que el dolor se disolviera. Cruzas la calle y las luces de la avenida te hacen llorar un poco; es bueno igual, el dolor se va. Llegas a un local, te mueves un poco, bailas. Te olvidas de que te duele la cabeza, te olvidas de que el dolor existió y que no dormiste en todo el día para volver a no dormir. Importa poco; vamos por la energética, vamos por licor, quiero olvidar el dolor de cabeza, y mientras piensas todo terminas por olvidarlo, y aun no llega a ser media noche.


Eso, cielo, es lo que pasa. Y el dolor no sé si es dolor. Tal vez es sólo pena."
anoche articulé algo, pero la verdad es que ahora no lo recuerdo.
El problema es que sonó la canción triste y arranqué, salí creo que demasiado rápido. Apenas cerraron la puerta a mi espalda tuve la terrible sensación de que se me quedaban cosas dentro, pero fue un instante. Caminé rápido; quería llegar a mi casa.
No sé cuanto demoré, pero de noche todo me produjo pánico. Los gritos, la gente, las aglomeraciones sospechosas.

Algo articulé. Creo que era un texto que contenía un mecanismo para ser feliz olvidándose un poco, o tal vez era al revés; recordando más. El tema es que se me olvidó, que me consumió el pánico y la soledad.
Yo suelo bailar sólo, no es un problema. El tema pasa por ciertas canciones que precisan una mano, un abrazo, algo. Hay veces en que estar con alguien (alguien, sólo alguien) es un lujo, otras es una necesidad. Y si me preguntan ahora ya, en verdad hecho mucho de menos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Cosas de la pantalla grande

Debe haber algún director que juegue con eso. De hecho, creo que lo he visto.
Los vacios inquietantes. En un comienzo la ausencia de banda sonora lo fue, pero después de un tiempo uno acostumbra el oído a esa nueva tendencia. La fotografía es linda; digna de ser trabajada en progresiones lentas. 
Pero el guión?
Me llama la atención cuando las películas te inquietan así; es como saberte amo y señor de apagarla, cambiarla, hacerla parte de un intento no-resuelto. Pero no, te inquietas, y serías capaz de ver el recorrido de un hombre que camina al rededor de Américo Vespucio cinco veces con tal de saber si morirá o llegará a casa a tomar once, con su familia o sólo, feliz o vacío.
Esa inquietud, tan propia de la pantalla grande, se desbordó. No sé ya donde va.
Esa ansiedad.
Lo que para ti es peso, para mi es vacío.
Voy a dar una vuelta.

martes, 14 de diciembre de 2010

Insuficiencia.

no hiere en el orgullo,
es un poco más adentro, más profundo, más mío.
Antes de escribir prefiero seguir leyendo. Raro, pero cierto.

domingo, 12 de diciembre de 2010

más y más.

         Tal vez el amor fuera el enriquecimiento más alto, un dador de ser; pero sólo malográndolo se podía evitar su efecto bumerang, dejarlo correr al olvido y sostenerse, otra vez solo, en ese nuevo peldaño de realidad abierta y porosa. Matar el objeto amado, esa vieja sospecha del hombre, era el precio de no detenerse en la escala, así como la súplica de Fausto al instante que pasaba no podía tener sentido si a la vez no se lo abandonaba como se posa en la mesa la copa vacía. Y cosas por el estilo, y mate amargo. 
         Hubiera sido tan fácil organizar un esquema coherente, un orden de pensamiento y de vida, una armonía. Bastaba la hipocresía de siempre, elevar el pasado a valor de experiencia, sacar partido de las arrugas de la cara, del aire vivido que hay en las sonrisas o los silencios de más de cuarenta años. Después uno se ponía un traje azul, se peinaba las sienes plateadas y entraba en las exposiciones de pintura, en la Sade y en el Richmond, reconciliado con el mundo. Un escepticismo discreto, un aire de estar de vuelta, un ingreso cadencioso en la madurez, en el matrimonio, en el sermón paterno a la hora del asado o de la libreta de clasificaciones insatisfactoria. Te lo digo porque yo he vivido mucho. Yo que he viajado. Cuando yo era muchacho. Son todas iguales, te lo digo yo. Te hablo por experiencia, m’hijo. Vos todavía no conocés la vida. 


Rayuela, J. Cortazar.

sábado, 11 de diciembre de 2010

La Justificación

Una frutilla en su punto; grande y jugosa, botada en medio de la calle más linda de santiago no deja de ser basura. Los relojes, aunque se detengan, denotan la presencia del tiempo; en alguna parte está, se fuga pero deja rastros.
No hay males que vengan porque sí, y el destino es sabio en desligarme de las decisiones e incidencias de mis ideas. Ya no hay nada que hacer, todo está prefabricado; y las piezas, por muy móviles que sean, tienen una postura conveniente.
Arrancar de pronto la costra y ver que el mundo consta de cicatrices; que las heridas dejan de doler pero el vestigio queda. Es sabio quien toma al toro por los cuernos y se para desnudo frente a la circunstancias, sin miedo ya al dolor porque en verdad siempre habrán sentimientos cortopunzantes  en alguna parte. Jugarse los ideales y hacerse responsable de lo que es. Yo soy yo en el mundo; y mi camino se funda en los impulsos.
Llegar a perderse de tanto correr no es peligro si se piensa en el final; el tramo es transitorio, el final nos pesa. Sabré perderme bien, sabré hasta donde llegar para escapar de cualquier mapa. Ahora sé en que bordes deterneme; el resto es cosa de tiempo.

Y si llego tan profundo es sólo porque ya nada me conduce a la superficie; más si mis cálculos son correctos, el mundo no ha dejado de ser redondo y, en algún punto, emergeré.

domingo, 5 de diciembre de 2010

hay cosas que se escapan del entendimiento de cualquiera. Eso.

sábado, 4 de diciembre de 2010

No es nada

Nunca es nada. Yo me tengo que ir.

viernes, 3 de diciembre de 2010

PD: me gustan tus pies

Dar un paso atrás, pero uno de verdad, así como para asumir todas las cosas desde un punto neutro.
Entonces puedo decir, con todo derecho, que de pronto es cierto que no estabas bien, y que yo me creí lo suficientemente mucho para hacerte bien. Fui iluso y pretencioso, pero compréndeme también; estaba sintiendo de una forma que no conocía.
Porque de pronto todos los momentos podían ser disfrutables; de pronto un roce poco casual con nuestros nudillos en el fierro del metro, o tu pisando la punta de mis pies mientras nos mirábamos en el vidrio. Sonreíamos.
No voy a decir que siempre fue feliz. Para mi tampoco lo fue.
Mi mamá por mucho tiempo insistió en que me bajoneabas, que me preocupaba demasiado por ti y cosas así. Pero el tema pasa por el hecho de que nadie sabía cuanto más había en nuestro mundo; cuanto más de esa materia extraña podíamos conseguir de entre nosotros. Tal vez no fue amor, pero servía para hacernos compañía, para romper las barreras que existen con el resto del mundo. Sea como sea, eramos otra cosa.
Es cierto que el que yo viera las cosas de cierta forma era de lo más subjetivo; era normal. Pero me dolió de verdad saberlo tan tardíamente y en ese punto. Y no sé si fue lo mejor que en problemas anteriores hayamos determinado que en verdad la solución a estos era tan compleja e inexistente en nuestras posibilidades que lo mejor era vivir con ellos y abrazarnos un rato, para luego comer pizza y seguir queriéndonos o algo así. Yo, al menos, te quería en ese momento, y de una manera especial porque lograste sacarme del vaso en que me ahogaba con una frase que no estoy seguro de si recuerdo bien, pero era algo como "No sé que hacer, no sé. Pero lo que sí sé es que quiero acercarme un poco, que me mires y que me dejes abrazarte una vez más".
Hoy recuerdo estas cosas pero ya no con pena. No sé que sucede, porque asumo que para mi las cosas siempre serán dificiles de comprender. Pero esta noche podría reir como tarado pensando en que eso sucedió alguna vez; que posiblemente independiente de cuanto logre o escriba en la vida las cosas no volverán; que esta noche es única y que de pronto volveré a sentir con esa nostalgia propia de un corazón a media marcha.
No sé si me hace precisamente feliz saberte tan lejos; de pronto siento que si te aproximas demasiado me será difícil pensar. Pero por otra parte, hay algo que tal vez no debería morir. Algo extraño, como una amistad a medias o amistad y media, no sé. El punto es que quiero que mi vida sea corta, que tenga lo preciso, y quiero que me abracen una vez más pero de verdad, y que no se agote nunca esa energía que me llevó a ser lo que alguna vez fui.
Ya no quiero perderme más. Debo asumir las cosas como son y fin. Me da miedo pensar que de pronto la vida en verdad no es tan sabia, que el destino tal vez si es malo. Pero no hay medios para comprobarlo, no hay forma de saberlo ni aun cuando pasen los años. Fuimos opciones dentro del camino; bifurcaciones que nos llevaron en espiral a donde mismo. Ahora somos eso con más kilometraje, pero por alguna razon estamos a kilómetros de distancia. Algo sucede, y yo no sé manejar las distancias, porque por mi caminaría solo por santiago todos los días.
Me gustaría de pronto saber que piensas, saber que pasa, saber que hay detrás de tanto silencio y distancia. Porque me duele saber que me olvidaste ya, que hay nuevos objetivos en tu camino y todas esas cosas, pero son cosas que pasan, que debo entender y digerir. Ahora la cancha es otra; probamos una y no resultó. Ya no quiero pensar en razones, sólo quiero recordarte como algo que fue bueno, algo que fue bueno a pesar de que se perdía constantemente. Nunca te veré como un elemento malo o fallado, siempre como uno confuso. Me duele, pero no hay culpas al respecto. No puedo pretender que las cosas son como las quiero ver y hacer ver. Pero asume, por favor asume, que teníamos juntos y no por separado un olor único. "Olor nuestro" a cinco centímetros, que solía aparecer después de que tocara el timpre y aparecieras saltando tras la puerta en pijama, o con una cara de sueño o flojera o de "noquieroestudiar" que no te la sacaba nadie. Y los abrazos, como nunca. Me acuerdo de la primera vez, después de año nuevo, después de la fiesta. Creo que necesitaba recordar eso de esta forma, así como fue y ya.
Estamos grandes, sabes? El mundo es pequeño, sabes? El tiempo si se agota, pero no en si mismo, sino que en nosotros.
En tí y en mi el tiempo se agota, nos agota. Y es lindo verlo así, de alguna forma consistente. El tiempo, oye, se agolpa en mi pecho. Mi corazón se había secado y hoy vuelve a latir, pero ahora por si solo y no sé por qué, y quiero sonreír, porque a pesar de que no hay nadie puedo disfrutar la calle, un cafe, los amigos y la vida. Me gusta tocar guitarra en una banca frente al bellas artes; son el tipo de cosas que ni yo sabía de mi y ahora sé.
Tal vez tenga mucho más sentido salir un domingo en la mañana que un sábado en la noche, tal vez la vida de día me muestre lo que la noche ha sabido esconder. Tal vez uno de estos días, sin siquiera quererlo así, me quede dormido en la micro y llegue a un lugar desconocido, que tenga un par de perros chascones y árboles verdes, grandes y escalables, y suspiros por montón para captar con una cámara cualquiera. Y no importa cuan ciego me dejen los rayos del sol; el día se asoma con aires nuevos y buenos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Morirse de miedo es la constante.
Y lo peor es que cada vez tiene menos sentido.