"Es como cuando un día cualquiera a uno le empieza a doler la cabeza. Figúrate eso. El año en un día; un día que a eso de las 5 con 40 se echa a perder por un dolor de cabeza. El dolor de cabeza no tiene origen claro. Tal vez dormiste mucho; tal vez fue la siesta o el ruido. La rutina, who knows. Pero está el dolor, y te tomas un paracetamol asumiendo que nunca dejará de ser un placebo {la fe mueve montañas}.
A eso de las 10 respiras profundo. Tienes la frente machucada de tanto apretarte el centro con una uña esperando que el dolor se disolviera. Cruzas la calle y las luces de la avenida te hacen llorar un poco; es bueno igual, el dolor se va. Llegas a un local, te mueves un poco, bailas. Te olvidas de que te duele la cabeza, te olvidas de que el dolor existió y que no dormiste en todo el día para volver a no dormir. Importa poco; vamos por la energética, vamos por licor, quiero olvidar el dolor de cabeza, y mientras piensas todo terminas por olvidarlo, y aun no llega a ser media noche.
Eso, cielo, es lo que pasa. Y el dolor no sé si es dolor. Tal vez es sólo pena."
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