Las despedidas no son lo mío. Me carga la sensación de abandono; me carga el vacío tanto como tarde de domingo.
Yo no sirvo de navegante; por mi me quedaría en cada puerto que me diera a lo menos una razón para hacerlo. Tengo miedo de avanzar sólo por no querer dejar atrás; me encanta el dinamismo, pero necesito afirmarme de algo que el futuro nunca me entragará.
Esta noche tengo miedo porque no soy navegante, porque no sé decir adios sin mirar atrás. Tengo miedo, porque no puedo evitar recordar más de lo que quiero. Recuerdo por ejemplo que Nicolás viajó muy lejos, y que ahora hace unos mese volvió de su largo viaje. Pero tal vez Nicolás es lo que menos importa, lo que me importa (personalmente) es lo que deja atrás. Yo no quiero ser Nicolás; no quiero nunca echar de menos. Me da pánico llorar por alguien, o memorizar nuevamente algún olor que casualmente se halla impregnado en mi ropa.
Recuerdo el olor de la madera húmeda de otros tiempos en otros lugares, y no es que quiera volver, por el contrario, es como querer nuca haber dejado ese lugar. Recuerdo otros tiempos, y lamento el paso inminente de las horas que suman y suman inagotablemente.
La navegación no es lo mío. Esta noche no quiero llegar a ninguna parte; no quiero nada nuevo, no quiero horizontes, no quiero paisajes ni olores. Tengo miedo, nada más. Tengo miedo porque me pesa una webada; así como una soledad particular que no quiero que nadie particular llene. Tengo miedo porque no entiendo del todo, y porque además me prometí sonreir pero me está tiritando el alma.
martes, 31 de mayo de 2011
viernes, 27 de mayo de 2011
Sentido
Narración: Seguro de que tenemos sentido.
Estructuramos todo en relación a un fin; esto y aquello sucede para llevarnos a otra parte. Sin embargo el mundo no es eso.
Yo narro, yo escribo y a ratos cuento, y mientras más dentro estoy más me pierdo. Lo peor de todo es que este instante de pérdida ha dejado de ser una simple sensación, y ya no me importará caminar 5 horas más con tal de perderme. ¿Dónde quiero llegar?
"Seguro de supervivencia incumplido; emerge el tiempo, no el sentido. No se detiene la noción de angustia en la representación, producto de la expectativa incumplida de que algo, de pronto, suceda. Indeterminación. Angustia de representación. Angustia del mundo contemporáneo; no hay nada fijo en el mundo; todo es indeterminado, frágil, simultaneo."
Expongo hoy, sutilmente, que las cosas van perfecto. Sí, perfecto, pero a ninguna parte. Expongo esto y usted formará la historia que más le maraville al respecto; es mi narración, usted interprete.
"Cuando el tiempo real se superpone al tiempo narrativo, el sentido se diluye. Los espacios alguna vez concreto se llenan de intersticios; espacios del universo que, después de todo, parecerán no decir nada".
Mi mundo tiene globos jodidamente vacíos. Es una pena. Antes, en otros tiempos mejores, las cosas no eran así.
No puedo dejar que la ciudad me consuma. No puedo esconderme del mundo perdiéndome en este. Tengo que saber que chucha quiero.
"El film, en sí, carece de sentido. Lo poco que queda disponible; una búsqueda que nos lleva por un camino a ninguna parte. Hay resultados, hay crecimientos, pero nunca, nunca, llegará a tener sentido."
Estructuramos todo en relación a un fin; esto y aquello sucede para llevarnos a otra parte. Sin embargo el mundo no es eso.
Yo narro, yo escribo y a ratos cuento, y mientras más dentro estoy más me pierdo. Lo peor de todo es que este instante de pérdida ha dejado de ser una simple sensación, y ya no me importará caminar 5 horas más con tal de perderme. ¿Dónde quiero llegar?
"Seguro de supervivencia incumplido; emerge el tiempo, no el sentido. No se detiene la noción de angustia en la representación, producto de la expectativa incumplida de que algo, de pronto, suceda. Indeterminación. Angustia de representación. Angustia del mundo contemporáneo; no hay nada fijo en el mundo; todo es indeterminado, frágil, simultaneo."
Expongo hoy, sutilmente, que las cosas van perfecto. Sí, perfecto, pero a ninguna parte. Expongo esto y usted formará la historia que más le maraville al respecto; es mi narración, usted interprete.
"Cuando el tiempo real se superpone al tiempo narrativo, el sentido se diluye. Los espacios alguna vez concreto se llenan de intersticios; espacios del universo que, después de todo, parecerán no decir nada".
Mi mundo tiene globos jodidamente vacíos. Es una pena. Antes, en otros tiempos mejores, las cosas no eran así.
No puedo dejar que la ciudad me consuma. No puedo esconderme del mundo perdiéndome en este. Tengo que saber que chucha quiero.
"El film, en sí, carece de sentido. Lo poco que queda disponible; una búsqueda que nos lleva por un camino a ninguna parte. Hay resultados, hay crecimientos, pero nunca, nunca, llegará a tener sentido."
miércoles, 25 de mayo de 2011
El frío
Cuando la lluvia y el frío eran factores para quererse no recordé que las estaciones eran 4. Ahora no lo olvido.
domingo, 22 de mayo de 2011
domingo, 15 de mayo de 2011
La composición del miedo
"Ve y baila con cualquiera"
No quiere ser duro esta noche, no quiere ponerte a prueba. Quiere saber que le eliges y no que lo tomas como tu única opción. Es sábado en la noche y te aseguro que todos querrán estar contigo; esos que están ahí te pelearían aún sin conocerte, porque lo único que les importa es moverse una noche más, entre el licor y las luces, hasta los brazos de quien sea que les mire por más de tres segundos.
Así que hazlo; si él quiere que lo hagas, hazlo. Una vez que decidas no hay vuelta atrás. Ve y baila; busca y encuentra cuanto más te pueden ofrecer. Es entretenido si lo piensas bien; vas, haces lo que tienes que hacer y vuelves a comentarlo. Si te das cuenta de que en verdad no le quieres y que sólo es un flujo de emociones que se mezclan con tu necesidad terrible de compañía, perfecto, ve y comparte tu cariño en esta y todas las pistas que cada noche atrapan pobres ilusos que romperán su corazón aun sin siquiera hacer uso de él.
Los sábados en la noche se parten muchos corazones, y las pistas de baile se inundan de música y sudor. La pena chorréa por la ciudad. Cada alma arrastra su propio peso hasta su hogar, aún cuando tenga cuanto tenga en su cama. La ciudad queda marcada por rastros que se disimulan bajo la risa, la indiferencia y la calentura.
Volviendo al tema. Te da esta noche la oportunidad de ir y reconocer cuanto más puedes encontrar. Le han roto el corazón antes, parece. No quiere contaminar más si ciudad, parece. Le han roto el corazón y le ha dolido. Te pide que bailes con cualquiera por una vez, y posiblemente el también baile con cualquiera, porque es sábado en la noche, y sus ideas flotan entre su normal falta de tacto y el alcohol. Así que ve y hazlo, siente que te quieren un poco sin razón por una noche, y vuelve a sus brazos si aun así lo quieres. Pero te advierto que él nació muerto y creció perdido (¿creció?); te lo advierto porque podría eventualmente dejar de quererte esta misma noche, o por el contrario (como en otros casos) no poder olvidarte de manera decente. Es más; podría bailar con cualquiera y no volver a verte. Por eso te lo advierto; tiene un corazón frágil, y si le dicen lo que quiere oir, creerá lo que espera creer. No hay maldad, sólo está perdido. Así que baila, baila esta noche que no va a dolerle a nadie (tal vez a ti, él no lo sabe). Baila esta noche y con cualquiera, y si aún te parece bueno apostar por sus brazos, quedas en completa libertad de correr el terrible riesgo.
No quiere ser duro esta noche, no quiere ponerte a prueba. Quiere saber que le eliges y no que lo tomas como tu única opción. Es sábado en la noche y te aseguro que todos querrán estar contigo; esos que están ahí te pelearían aún sin conocerte, porque lo único que les importa es moverse una noche más, entre el licor y las luces, hasta los brazos de quien sea que les mire por más de tres segundos.
Así que hazlo; si él quiere que lo hagas, hazlo. Una vez que decidas no hay vuelta atrás. Ve y baila; busca y encuentra cuanto más te pueden ofrecer. Es entretenido si lo piensas bien; vas, haces lo que tienes que hacer y vuelves a comentarlo. Si te das cuenta de que en verdad no le quieres y que sólo es un flujo de emociones que se mezclan con tu necesidad terrible de compañía, perfecto, ve y comparte tu cariño en esta y todas las pistas que cada noche atrapan pobres ilusos que romperán su corazón aun sin siquiera hacer uso de él.
Los sábados en la noche se parten muchos corazones, y las pistas de baile se inundan de música y sudor. La pena chorréa por la ciudad. Cada alma arrastra su propio peso hasta su hogar, aún cuando tenga cuanto tenga en su cama. La ciudad queda marcada por rastros que se disimulan bajo la risa, la indiferencia y la calentura.
Volviendo al tema. Te da esta noche la oportunidad de ir y reconocer cuanto más puedes encontrar. Le han roto el corazón antes, parece. No quiere contaminar más si ciudad, parece. Le han roto el corazón y le ha dolido. Te pide que bailes con cualquiera por una vez, y posiblemente el también baile con cualquiera, porque es sábado en la noche, y sus ideas flotan entre su normal falta de tacto y el alcohol. Así que ve y hazlo, siente que te quieren un poco sin razón por una noche, y vuelve a sus brazos si aun así lo quieres. Pero te advierto que él nació muerto y creció perdido (¿creció?); te lo advierto porque podría eventualmente dejar de quererte esta misma noche, o por el contrario (como en otros casos) no poder olvidarte de manera decente. Es más; podría bailar con cualquiera y no volver a verte. Por eso te lo advierto; tiene un corazón frágil, y si le dicen lo que quiere oir, creerá lo que espera creer. No hay maldad, sólo está perdido. Así que baila, baila esta noche que no va a dolerle a nadie (tal vez a ti, él no lo sabe). Baila esta noche y con cualquiera, y si aún te parece bueno apostar por sus brazos, quedas en completa libertad de correr el terrible riesgo.
martes, 10 de mayo de 2011
A las dos y treinta
Lo bonito es que al mirar atrás ya nada duele.
El universo es de pronto una película,
y ya no importa cuanto bien o mal, sólo importa
que pasó.
¿Cuanto nos queda? Who knows.
Se acabaron los 138 minutos. Los créditos corren fugaces;
no hay de qué afirmarse... fugarse, fugaz, fugas.
En una de esas nunca salimos de la ficción,
y todo aquello que era precisamente un sueño se
acabó justo en la mejor parte, la parte necesaria, la parte terrible.
Somos eso. Fuimos eso. Eramos eso.
No sé que de todo suena mejor; no sé cuales son las mejores palabras para hablar de un nosotros tan distante de mi mismo. Porque hoy somos objetos de la memoria; artefactos que plasman lo peor de nosotros: el ser vulnerables como estrategia para que el otro abra sus brazos una noche más, cerrando la puerta de golpe tras nuestras espaldas dejando con las luces de la ciudad aquello que nuevamente nos hundirá en cuanto amanezca.
Creímos que una habitación era suficiente para contener un mundo, pero aprendimos que dos mundos jamás entrarían en la misma habitación.
Ya no hay que pecar de fiel a la memoria; nada, absolutamente nada, llegará a significar más que el hoy. Entre lo que tú y yo fuimos hace un tiempo hay un maravilloso campo minado, y no sé si lamento decir que no hay motivos suficientes para cruzar nuevamente el umbral; pienso que muy probablemente no volveré a sentarme contigo este invierno. Es más, nunca nadie volverá a ninguna parte; todo aquello que se armó alguna vez se reconfiguró maravillosamente en desmedro del ayer.
Ya no hay que pecar de fiel a la memoria; nada, absolutamente nada, llegará a significar más que el hoy. Entre lo que tú y yo fuimos hace un tiempo hay un maravilloso campo minado, y no sé si lamento decir que no hay motivos suficientes para cruzar nuevamente el umbral; pienso que muy probablemente no volveré a sentarme contigo este invierno. Es más, nunca nadie volverá a ninguna parte; todo aquello que se armó alguna vez se reconfiguró maravillosamente en desmedro del ayer.
sábado, 7 de mayo de 2011
La casualidad.
Por más que lluevan casualidades nunca nada está dicho. Es interesante, pero a la vez frustrante, no llegar nunca a creer nada completamente.
Mi problema con las casualidades tiene que ver con que al ser estas carentes de toda lógica, mucho de todo se termina fundando en una dimensión donde más de la mitad del todo es lo que proyecto; nunca lo que es.
Aparte, me veo en todo el derecho de morirme de miedo cuando veo que el mundo es pequeño, que santiago es un pañuelo, que las calles me llevan siempre a donde mismo y no hay salida. Santiago es como una burbuja, y después de todo no sé si estoy dentro o soy un espectador que aguarda que de la nada todo reviente.
Me gusta mucho ver que el mundo de pronto te conduce a ciertas cosas que parecen buenas, pero la verdad de todo es que no quiero por nada del mundo volver a sentir la ciudad como la sentí hace algún tiempo: como un escondite, una válvula de escape, un respiro. Las calles, por claras u obscuras que parezcan, nunca serán un lugar para uno. Nunca, de hecho, serán un lugar; son espacios intermedios llenos de transeúntes que dejan un lugar para llegar a otro. No hay que confiar en las calles, porque si algo ha de suceder sucederá seguramente ahí. No hay que confiar, no, no debo confiar.
Y si bien reconozco que el haber aprendido a mirar las calles con otros ojos no fue producto de la mera casualidad sino más bien de hechos concretos/errores míos, no quiero caer de nuevo en lo mismo. Esa es la inseguridad, esa es la base de todo; ¿Para que saltar si sabes que caerás?
Si sé, se lee super mierda, pero pucha...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)