Me estoy muriendo de miedo mientras todo se inunda de fracasos. Por ahora capeo el frío con lana, después no sé si quedará algo de todo. Él Otoño recién comienza, y peor aun, se vendrá pronto el invierno. No sé cuanto aguante la lana, más aun cuando se trata de un frío que no tiene fin; que empieza dentro y termina fuera, no sé si se entiende.
Antes de que la ansiedad lo domine todo debería buscar donde afirmarme. Debería dejar de escribir y escuchar para ponerme a leer. Debería armarme de valor y ponerme a nadar, como antes, cuando habían ganas de cambiar las cosas y no la esperanza de que las cosas me cambiaran a mi, lenta y -muchas veces- tristemente.
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