miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cosas de otra vida

Podríamos habernos levantado, duchado y tomar desayuno. Mi café, tu té, el pan con queso o palta. Podríamos haber tomado la micro, haber hablado alguna tontera o intentado cambiar el mundo. Tal vez, con un poco de suerte, habríamos sonreído, y alguna de nuestras sonrisas se habría iluminado con los rayos de sol de la mañana. Me habría bajado en el metro, habría dado un abrazo antes de hacerlo y habría mirado la micro partir buscando una sonrisa; la tuya.
Podrías, siempre podrías, haber llegado a casa, encontrar la luz prendida, la mesa puesta y panqueques con manjar sobre el mantel, al lado de la panera.

Pero estas, todas estas cosas, no son cosas de nuestras vidas. Porque al final somos coincidencia, somos casi un intento por nadar que se pierde en las corrientes. No fuimos (yo fui, tu fuiste).

Podríamos apagar el mundo ahora, y perdernos por un buen rato que, a conciencia, podría ser eterno. Podríamos mutilar en un segundo la de intentos (míos) y las ganas de no hacer cosas al respecto. Podríamos no llamar más, no bailar de nuevo, dejar el telepizza a las 4 a.m.
Podríamos dejar(nos) en este momento.


¿qué serán, entonces, nuestros mundos?
Estaremos a millones de años luz, muy posiblemente, con un montón de ganas de estarlo...

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