Vibran al ritmo del bajo. Están abrazados.
Él le abraza por la espalda, y durante lo que dura el concierto no le suelta. A ratos le pone la nariz en el cuello y se impregna del olor que tanto parece gustarle. Vibran, y a medida que la intensidad de la música aumenta parecen estar más y más lejos del lugar.
No lo saben, pero el joven que estuvo al lado de ellos pensó en escribir lo que observó, y tampoco sabrán que esa manera de querer caló hondo en las cosas que nunca hizo el intento de escritor; que no muere de ganas de nada, pero muere por eso que sólo es vacío.
Hace frío esta noche. Hacen espacios que siento terriblemente grandes, espacios que necesito pero que duelen. Me siento lanzado a una piscina de jugo de limón, sumergido; todas las heridas se irritan de tanto espacio. En algún momento se duerme el dolor, en algún momento se acabará. Pero esta noche crecen espacios, ya no dentro sino que alrededor; una burbuja que no debe quebrarse por nada del mundo, una coraza que transgrede lo que siento porque simplemente no corresponde. Cuesta mucho. Y esta noche hace frío; los espacios en sí ya son fríos. Y yo no sé nada, no sé de caminar. Esta noche, cielo, llueves como nunca. Y el barro, y la calle, y la ciudad. Hace frío. La ciudad está ahí. Debería salir. Muero de ganas de salir y caminar cerca de Holanda con Providencia. No en otra parte, quiero estar ahí. Es que hace frío, y la ciudad, con sus luces, en Holanda con Providencia. Porque el frío ahí no es el mismo, es un frío que podría matar a cualquier personaje de Fuguet que se enfrente a una noche fría en medio de espacios distantes y llovidos. Holanda con Providencia, porque la noche está fría; tengo los pies fríos, no siento los antebrazos ni el corazón; cosas que pasan con el frío. A cierta altura los aviones se congelan; creo que ahí voy yo, sin avión, sólo paracaídas. En cuanto atraviese esa capa de atmósfera fría abriré el paracaídas y todo estará bien, aterrizando sin miedo a volver a hacerlo. Pero esta noche llueve, hace frío, y Providencia con Holanda está lejos en esta puta ciudad inundada de aguas turbias, y con los pies helados en espacios terribles no se llega a ninguna parte, cielo. Es que esta noche, en verdad, hace mucho, mucho frío
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