martes, 26 de abril de 2011

Tranca.

Yo me perdí en cuanto quise perderme. Bajé la guardia quizas en el momento menos indicado, no sé, el punto ya es tan difuso.
A estas alturas uno no es ni el reflejo de lo que se esperaba, pero bueno; siempre es bueno flexibilizar el camino, porque uno nace humano y hay que aceptarlo.
La sensación vital del último tiempo ha sido bien rara, como cuando el día está nublado variando a parcial y no sabes cuanto abrigarte. Me siento así, como si me abrigara y desabrigara constantemente. Falta de confianza tal vez.
Ya no sé que quiero de nada, y bien, es super rockstar ir por la vida pretendiendo que todo importa poco, pero puta, ¿Hasta que punto es sano? Javier nunca será rockstar. Javier no está interesado en drogas ni sustancias benditas. Tal vez ese sea el punto; Javier no quiere nada, y divaga, y no sabe, y siempre llega a donde mismo pero con algo más o algo menos.
Para todo uno necesita razones. Para todo uno necesita esperanza. Pero a medida que avanzo cada vez espero menos, y no es ningún shock o mecanismo de defensa, sólo soy yo frente a la vida que parece que se me va en collera, y me siento más adolescente que nunca, tanto como para no asumir que no tengo idea de donde estoy parado ni mucho menos a donde iré a llegar.
A veces me gustaría saber que hubiese sucedido con el mundo si mis decisiones hubiesen sido otras. De seguro mucha gente seguiría acá, en este polo de las cosas.

No hay comentarios: