domingo, 31 de octubre de 2010

Noviembre es otro mes

Las palabras están sobrestimadas. Así mismo lo están todos los recuerdos que conectan, incluida la vida misma y todo lo demás.
Porque al final soy yo el que lee lo que quiere leer, porque interpreto más de la cuenta, no sé. Disfruté lo que para otros fue una novela que se escribe sin ganas, con un lenguaje complejo, con la mano cansada. De eso soy culpable; de darle curso a unas letras perdidas.

Me destruye saber que al final todo es un reflejo de una realidad a medias. No puedo confiar nunca más así; no debo, no corresponde. Uno termina por comprender cosas así, por conversaciones a las una de la madrugada, cuando en la mejor de las buenas ondas uno intenta no perder el norte.
Mi norte era volver a algo.   Pero al final duele. Todo duele.
Y no sé nada de nada, pero tengo que sonreír, estudiar y chao, porque por estos días sentir debe ser  es algo completamente accesorio, y uno llora mientras camina o ve tele sin dejar de vivir en la normalidad. Así mismo me río de la tragedia; todo parece tan absurdo! Tal vez debí escucharte menos y ver más. Lo siento.

El punto es que ahora necesito, tal como tú lo has hecho, evolucionar. Y tal como tú lo has hecho conmigo, condicionarte, aislarte, sacarte de mi mundo, sacarte de todo lugar en el que nunca estuviste al ciento por tener la cabeza en otra parte.

Y sí, sólo si a alguien le interesa saber... Sí, creo que me había enamorado.

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