sábado, 13 de noviembre de 2010

Voy a poner música triste y sacarlo todo sin llorar porque eso no lo hago. No lloro.
Voy a tomar conciencia de  todo, y asumir, como dijo un amigo, que al final debe haber un final. Que al final necesito tomarle el peso a los asuntos; si no lo hago, no hago nada.

Suelo estar mejor por estos días. Suelo sentirme mejor, reírme harto, pensar en otras cosas. He salido a caminar un par de veces por el parque forestal, por Bellas Artes, por Lastarria. Me he sentido vacío, sí, pero ya no es malo. Es como ser un caracol y no estar; existir dentro de una dimensión de uno y no en otra parte. Esa caparazón es mi mundo, ¿Saben?

Quiero más noches, que no se acaben. Me gustan las noches de lunes a viernes, sobre todo, porque puedo no dormir tranquilo. Puedo pensar en mi y algunas pocas cosas más. El sábado y domingo me pesa en el cuerpo, no sé por qué. Siento más ausencias, siento más no sé qué, pero siento mucho.

Les tengo pavor a los fines de semana, es la verdad. Y no sé que va a pasar en verano, me aterra el verano. Me carga el calor, y me carga de pronto que Cecilia y los demás se vayan, y no tener nada que hacer, y la soledad del verano... Un verano puede ser muy triste. Y eso me aterra.

La cosa es que no puedo seguir dependiendo del mundo, necesito encontrar ese tipo de algos que están dentro de uno o esas cosas. Ser fuerte a partir de mi, no del tiempo que pierdo, de la plata que gasto, de la gratísima gente que me ha acompañado.

La cosa importante es entender, de a poco, que lo mejor no es que vuelvas, es aprender a vivir sin ti.

1 comentario:

ceciabarca dijo...

Una parte de mí (la parte de todos los días, la que siempre está a flote) le gustaría decirte que no importa, que te vas conmigo mañana mismo a Serena y que allá nada podrá tocarnos, que no voy a dejar que te sientas solo, que podemos tener el mejor verano de la vida.
Pero la parte que salió después de leer esto y de relacionarlos con sus propias entradas dice que--- está dentro de ti hacerlo distinto. Al final, sentirte lleno y tranquilo dentro de tu propia piel, tranquilo de tus decisiones, re descubrirse en las cosas chicas. Escaparte, a veces, pero lograr tener donde siempre volver, que, después de todo, eso es lo que mata.
Lo que ambas partes convienen, eso sí, es que antes de que me vaya escaparemos un par de veces a valparaíso porque, al menos mi alma, sí que lo necesita.

Te quiero un montón y no sé como llegué a eso pero no me importa.