viernes, 28 de diciembre de 2012

Al final desmembrar situaciones tensas siempre me produce cierto placer que me aleja de cualquier posible pena.
siento el mismo deterioro de afuera por dentro. El tiempo está pesando más que en cualquier pronóstico, y tengo miedo de que todo lo que cargo me exilie de aquello que quiero.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Sospecho y espero desligarme cuando noto que la sonrisa no está. Cuando no esperas que sea yo el que llene los vacíos. Cuando me evidencias la insuficiencia.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Mi  imagen mental de "hacer un cambio", en este momento, sería algo así como arrugarme cual papel y empezar  a escribir de nuevo. Es que estoy super cansado de adentro, tengo ganas de muchas cosas que ayudarían a cambiar/avanzar, pero los miedos siempre pueden más.

Tengo rabia dentro. Tengo contenidas rabias sin memorias, que sólo son. Me asusta pensar que podría gritarlas todas, injustificadamente, a quien no corresponda. Esta noche, y todas la noches, la inestabilidad se asoma.

Me ahogo pensando en los tiempos mejores, cuando las preocupaciones eran las mismas pero las respuestas eran otras. Hoy la mayoría de las cosas no tienen sentido; lo que más me duele: el querer sin sentido. ¿Por qué invertir el tiempo explicándole a alguien cosas que podrían mejorarlo todo si al final no entiende? ¿Cómo mantenerse ahí cuando el resto se escapa? ¿Cómo detenerse en la persecución de aquello que siempre va a huir?

Yo quiero mucho a todos y en particular puedo querer aun más. Pero el sentir que ni aun eso me hace valioso me mata; el saber que aun queriendo y haciendo lo que nadie hace todo va a seguir igual de mal... duele. Yo sé que no puedo atrapar nada. Sé que pedir que me quieran más es tapar una sonrisa con una almohada.

Tengo que correr, pienso. Tengo que perderme un poco, como en los viejos tiempos. La falsa estabilidad de estos días me está pasando la cuenta de golpe.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Hay un factor invisible, y no sería tan terrible si no fuese incidental en el nexo. No sé que chucha pretendo, por lo mismo esperar cualquier cosa es una estupidez. Pero quiero.

ahueonao soy, por siempre, idiota y cesgado. Porque por mucho que uno quiera, los sentires varios están siempre de este lado del puente, que da miedo cruzar y espanta a todo el que se acerca.

sábado, 1 de septiembre de 2012

A veces, cuando uno se ausenta, es sólo para evitar estar mal. No estar, para no estar mal.


---

Lo peor es cuando tu no estás, porque sé que estás, en alguna parte, y casi siempre pienso que con alguien más.

domingo, 26 de agosto de 2012

Estoy odiando unas líneas que ni sé si existen, que suelen imponerse entre lo que quiero y lo que es. Si bien parece algo super emocional y metafísico, estoy odiando también el hecho de sentir como estas mismas lineas se imprimen en una cama, o en una pista de baile, que se yo.
Me cansa un tanto el asunto; eso de saberme presente pero nunca del todo. Es como si constantemente estuviese aspirando a convertirme en alguien que no llega, porque en el fondo está destinado a ser siempre menos de lo que esperaban. A veces asumo que es mi culpa; un poquito de ego suponiendo que todo saldrá tal y como lo planifico cuando la verdad se escurre entre los abrazos que no consigo y las palabras que no escucho. Cómo me gustaría que las cosas fuesen diferentes, suelo pensar. Cómo me gustaría. Pero entonces me imagino en un ajedrés, y seguramente por más que quiera y aspire no podré hacer ciertos movimientos no permitidos. No podré llegar más lejos de lo que ya he llegado ni podré alcanzar el extremo que me convertirá en una pieza privilegiada. No es que lo esté dejando todo en el camino. Nunca se trató de un ejercicio de esfuerzo. Es otra cosa; una pretención lógica que aun, contra a todo, espera a que lo bueno al fin suceda.
Tampoco se trata de que nada bueno ocurra, claro. No quiero desmerecer lo que ha pasado, pero por qué no sufrir un rato por lo que no consigo? Por qué no ser más valiente y asumirse como un fracaso aspiracional?
Al menos por un rato poner los pies en la tierra y respirar. Respirar, porque es mejor eso a seguir esperando abrazos. Es mejor eso que suponer que luego del abrazo se vendrá una vida completa, como un conjunto de triunfos felices que incluyan gatos, vasos, cortinas, cojines, sábanas, ollas y camas. Guardar la imagen ideal en un cajón y seguir viviendo la vida como tal.
A ratos me pregunto hasta donde se puede llegar así, con la cabeza en tantas partes y el corazón en ninguna.

martes, 24 de julio de 2012

Me pasa que de entre todas las cosas me da rabia el estar estancado. Estancado siempre acá, porque me tocó, es y será.

A ratos lamento tanta sensibilidad; estado constante de perseguirse la cola y las recurrentes crisis que se curan con algo superfluo. Lamento mucho la inestabilidad de todo y la inseguridad; las cosas a medias o mal hechas. Siento que de pronto caerá el peso de toda la acumulación, de todo lo que hice y lo que no. Y tengo miedo, porque estoy tan estancado que tendré que sí o sí, desde donde estoy, reaccionar.

Sí. Porque yo no puedo no quedarme (nótese, no se trata de salir, sino de no quedarme. hay algo sutil, supongo).



ACTUALIZACIÓN: y pasaron 5 minutos y ya siento que no pasa nada, que haber pensado un par de horas no tiene ningún sentido. Weon. Tan weon.

lunes, 18 de junio de 2012

"Tengo miedo de la concreción de las cosas". Y en el fondo no recuerdo si expliqué o no el fondo de todo; que al final se trata de miedo a las palabras y lo duras que lucen cuando se escriben, duras y pesadas como si fuesen algo más definitivo y consistente que todo lo demás.
Al final no escribir es un ejercicio bonito en el que me dejo llevar; no escribir para no dejar registro de nada, porque no pasa nada digno de registrar. Pero me engaño mucho. Me engaño pensando que claro, si no se escribe se olvida y se pasa, y me convenzo de que en el fondo no sabría describir la situación y que, por eso mismo, no tiene sentido dar testimonio de ello.
En conclusión, en una de esas le estoy bajando el perfil a todo, porque pa' variar, me cago de miedo. Le bajo el perfil porque es mejor creer un poco menos desde el principio. Refrenarse una y otra vez como dinámica antisuicidios y dejar para uno la mejor parte de todo. Acumular recuerdos de situaciones y sensaciones por separado, aclarando siempre que no hay un todo ni un sentido; se trata de ser. Esto es, esto somos, y finalmente un Esto Soy que va por sobre todo, que se muere de susto y se esconde bajo de la mesa a gritar para que nada más se pueda escuchar.

jueves, 24 de mayo de 2012

Y de pronto, sin terminar de dar los pasos necesarios, aparecer donde nadie lo espera. El (mi) mundo (conocido) es una bomba de tiempo; un, dos, tres. Ya no hay nada (igual).-

sábado, 5 de mayo de 2012

Afán audiovisual.

Me conforta pensar que puedo ordenar todo en cuatro tercios o dieciséis novenos. Me conforta saber que dentro de un cuadro cabe el mundo completo, o al menos mi selección de él: aquello bonito, aquello útil, que aporta algo o al menos pesa en el encuadre. Me gusta pensarlo con texturas bien definidas y en colores naturales; tonos fríos, tonos cálidos. Me gusta la noche y su necesaria captura lenta, dejando rastros de luces que exhalan una vitalidad que a veces la ciudad quiere ocultar.
El problema más grande del asunto es que todo, todo cuanto logre reconfigurar, ordenar y resignificar, existe sólo en un plano lejano de las cosas; yo no vivo en el orden que plantéo. Lo veo, admiro, disfruto, pero nunca entro a cuadro. No participo de ese orden; es como si necesariamente hubiesen 80º de orden y los restantes fuesen necesariamente caos y realidad; conceptos amigos que me hacen desear traspasar el lente y llegar a los 80º; pasar a componer parte de ese orden lógico, esos tonos con formas y texturas definidas.
Hay algo en todo esto que me atrapa; no sé si es la verdad que veo pensando en estos términos o la necesidad de sentirme parte de una estética amigable.

jueves, 26 de abril de 2012

Quiero pensar que es la hora y el contexto lo que me hace sentir que a estas alturas nada me va a salvar. Tengo mucho miedo de que la intangibilidad de las cosas de verdad me pese forever, porque nunca logro dimensionar los efectos de nada, llevando todo a una acumulación final que me ahoga y se acumula con otras acumulaciones infinitamente.
No sabría dibujar mi yo del futuro hoy día. Mientras más se acorta la brecha entre el hoy y el mañana, más se difumina todo; es como si el punto de foco de la vida (la mía) hubiese sucedido ya, y que de ahora en adelante todo es y será desenfoque hasta que el lente llegue al límite y se pierda en el intento de concretar una imagen nítida.
El crecer es un ejercicio que hace tiempo ya perdió completamente su foco. Cualquier figura reflejada es mera coincidencia, porque en el fondo, no tengo idea de qué es lo que tengo en frente.

lunes, 23 de abril de 2012

Siendo las 4:38 el cielo está naranjo por culpa de una neblina rara de última hora. Hace un rato bajé a tomar agua y noté que las gotas que caen del techo del segundo piso al techo del primero suenan bonito. Me quedé ahí un rato, callado, esperando encontrarle un orden lógico a las gotas, un intervalo bonito, rítmico e inspirador, pero al final me dio frió y volví a acostarme.
Entonces pensé que PORLACHUCHA tengo esa tendencia de mierda de mirarlo todo con "ojos nuevos" y maravillarme y observarlo con detención y ponerle todo mi amor, aun siendo tonteras intrascendentes. Me estoy perdiendo en perder-el-tiempo, como si la vida fuese muy larga (ojala no, ojala no). Me da rabia no poder respirar las cosas que pasan; que pasen y no pesen. Me carga, siento que no crezco nada nada (sólo engordo, meh)
Nunca he sido envidioso, pero igual deprime ver como todos encausan sus vidas y pulsiones en cosas concretas, mientras yo vago entre ideas sueltas y tontas como la idea de ser grande sin ser viejo, morir acompañado, ir al super pensando en 2 y entrar copete a los carretes sin ser descubierto para sentirme un crá.
Que chucha lo básico de todo; dónde se fue la sencibilidad de las palabras? dónde está la metafísica, el metalenguaje, la metáfora y el metalófono rítmico de la vida; esas cosas suaves que lo ordenan todo bajo el fondo de las cosas. Es como si al final no existiese un hilo conductor en la vida de las cosas que pasan en mi vida. Terrible.

jueves, 19 de abril de 2012

ya, ahora lo que importa...
La cosa es que me da una profunda pena que haga frío, porque me gusta, me gusta harto el frío, pero me da pena porque me gusta cuando hay café, luces, nariz helada y abrazo. Y esa falla entre lo que quiero y lo que hay, ese abismo que hace ruido e interfiere con todo, está haciendo estragos de dimensiones raras, como si en verdad nada tuviese un sentido de verdad y todo fuese este momento en que necesito, en que pienso que mi abuela tiene el corazón grande para querernos más y yo tengo los brazos largos para abrazar mejor.
Entonces me cuestiono, mucho, acerca de las capacidades y las posibilidades que tengo; capacidades, por ejemplo, de querer mucho, y posibilidades de hacerlo. Tengo brazos largos pero no hay nadie; ese tipo de trabajo mental es el que me remece. Porque sé que tal vez si estas cosas pasan es culpa mía; porque me reconozco tan joven como para no saber que cresta quiero y espero tanto de la vida como de su contenido.

Es una lata casi todo, porque siento que entre las cosas con fecha de vencimiento están las cosas que solía ser cuando tenía ganas de sentirme lo suficientemente bacán como para gustarle a alguien. No basta con ponerse la camisa linda o los zapatos nuevos. No bastan así como todas las cosas que se intentan; hay más ruido, hay más cosas que interfieren entre la realización y la realidad, y me da lata porque siempre quiero lo que no me toca.

Pareceré pendejo y podrán decir que si estoy solo es porque quiero. Y en verdad no me quejo de ese estar solo y sus libertades, es solo que estoy muy seguro de que hago un mal uso de la libertad y que preferiría mil veces amarrarme a la posibilidad de sufrir con tal de tener un sentido más dentro de mi todo.

Vacaciones en el más acá.

Las mañanas son un problema que no logro solucionar. Sean 3, 5 o 10 las alarmas, salir de la cama se torna un problema grave que no quiero afrontar, y seguir durmiendo es la mejor opción porque la ventana es tan grande y sin cortinas que sí o sí miraré hacia afuera y pensaré que lo mejor es no ir a ninguna parte.
Luego de eso viene la parte más triste de todas: cuando ya son las 12 y media, hace calor, hace flojera y hace peso en la conciencia; ¿Por qué cresta soy tan flojo? ¿Dónde están las ganas? Entonces me cuestiono acerca de un despertador nuevo, bien escandaloso, como si eso fuese suficiente para mover meses de desmotivación y años de flojera acumulada. Al final me levanto y hay pena todo el día, porque no me moví, porque sigo y seguiré por siempre donde mismo, porque fallé y sigo fallando y seguiré en eso por siempre porque pucha que soy aweonao.
Son las 4:44, es místico y terrible, porque aun no termino de estudiar y la realidad me pesará a las 8, y serán las nueve, las diez y las once, como en la canción, y yo seguiré donde mismo haciendo lo de siempre: un trabajo mental que se mueve entre la culpa y el vacío.

miércoles, 11 de abril de 2012

Master of none.

Me estoy muriendo de miedo mientras todo se inunda de fracasos. Por ahora capeo el frío con lana, después no sé si quedará algo de todo. Él Otoño recién comienza, y peor aun, se vendrá pronto el invierno. No sé cuanto aguante la lana, más aun cuando se trata de un frío que no tiene fin; que empieza dentro y termina fuera, no sé si se entiende.
Antes de que la ansiedad lo domine todo debería buscar donde afirmarme. Debería dejar de escribir y escuchar para ponerme a leer. Debería armarme de valor y ponerme a nadar, como antes, cuando habían ganas de cambiar las cosas y no la esperanza de que las cosas me cambiaran a mi, lenta y -muchas veces- tristemente.

lunes, 2 de abril de 2012

Me siento exiliado de un desastre. Tengo miedo, porque sé que abriré la puerta y algunas cosas podrían haber cambiado.

domingo, 1 de abril de 2012


Desde hace mucho la estabilidad suena a concepto utópico, convirtiendo la rutina en una matanza episódica con muchas partes que no concluyen en nada. Es eso. Es enfrentarse al paso del tiempo, como dándole la cara de a los problemas hasta que ya no se puede más, hasta que todo se hunde y ahoga. Nadie es valiente y fuerte todo el tiempo. Yo no puedo.
Tal vez si quiera que ciertas cosas se acaben de golpe, rápido. Tal vez si quiera evitar eso de seguir creciendo; tal vez crecí lo que quería crecer y ahora quiero caer lentamente. No quiero aprender más.

Sospecho que necesito un espacio que no existe. Sospecho eso y más; tengo un miedo terrible frente a mi capacidad de querer más de la cuenta, tengo miedo a que todo se vuelva a desmoronar. Todo estuvo mal, todo fue terrible. Dolió, cuánto dolió, por la cresta. Ahora todo da miedo; que no suban la voz, por favor; que no vuelvan a apagar la radio, la tele, la calma. Que se estanque todo y que sonrían.

Tengo tanto miedo de todo, como si las cosas nunca hubiesen estado más al borde del mundo, y me sorprendo a mi mismo abrazándome a todo aquello que sé que fallará y caerá. Me sobran razones para creer que ya nada mejorará, sólo se hará aceptable con el tiempo. Me sobran razones, sin embargo, en alguna parte, quiero creer que en la fibra de las cosas, justo ahí en el centro, hay un hilo de vida, algo así como una arteria central con un flujo lento pero seguro.

Me gustaría creer de nuevo en todo, o al menos no cuestionarlo. Me gustaría que no fuera tema; ¿desde cuando querer es un salto al vacío? Me gustaría tener respuestas y dar seguridades. Me gustaría que me quisieran mucho por ello; me gustaría construir. Pero no se puede.

martes, 27 de marzo de 2012

La entrada 401

Van 400 entradas efectivas y me da la impresión de que esto parece más que una bitácora una constancia de como todo sin quererlo se ha ido enterrando en alguna parte. No quiero concluir si las cosas van bien o mal; van. Marchan. Vuelan. 


martes, 13 de marzo de 2012

La necesidad absurda de acercarse y ofrecerle una pizza para llenar un vacío incómodo que poco tiene que ver con la digestión de las cosas. Avanzar tres pasos y retroceder de golpe; no tiene lógica. Nada tiene lógica. Por qué una pizza? Por qué él? Por qué el vacío?

Faltan preguntas. Faltan muchas preguntas y las respuestas se están estancando en alguna parte de la volátil  memoria que lo compone todo a estas alturas. A veces, ciertos días, recuerda que las cosas son cíclicas; asume que es la temporada y que pronto las cosas serán diferentes. Pero eso, lamentablemente, es sólo a veces. Por lo general, la vida se torna insípida, y ese desazón se transforma en el más amargo de los sabores. Hay días en que quiere creer y se esfuerza en ello. Y se nota; se nota que sonríe más, y que tal vez sí puso atención en los colores de la ropa, en el perfume, en la forma de acomodarse el pantalón con los zapatos o zapatillas. Pero hay tanta fragilidad dentro, tanta, que no importa cuanto construya; bastará con que un azaroso clima escriba en su memoria que no todo marcha bien para que el delicado mapa que traza cada tarde se borre. Entonces se pierde, y santiago es una ciudad de mierda jodidamente grande y aplastante; comenzará a correr en círculos, y podrá llegar a su casa, dormir y volver a despertar aun en círculos, porque ya no hay norte, no hay un paraqué ni un porqué. Nada se va a la mierda ya porque todo va a ninguna parte.

Faltan cables a tierra, faltan raíces fuertes de una vez por todas; raíces que al menos contengan esas ganas terribles de abrazar a quien se le cruce y pedirle que, por un segundo, olvide que son completos desconocidos.

sábado, 25 de febrero de 2012

Fenómeno del tejido

Una pasión rara por una metafísica aplastante. Dar pasos al azar y retroceder unos cuantos; la vida trazándose como un dibujo; como un tejido circular arrítmico marcado por la tendencia del ir y venir.
Parece que al final la mente lo destruye todo, ¿saben? Los recuerdos, tejidos frágiles, se van deshilachando. Y tal vez disfruto un poco de eso; del placer de tomar la hebra y comenzar delicadamente a tirarla. Ver los puntos deshacerse, uno, dos, tres, disfrutar el instante preciso en el que la casa sobre la montaña, esa que tiene el árbol a un costado y el río al otro, comienza a deshacerse. Cinco, seis, la historia hecha una madeja que se enreda; ahora darse el tiempo de desenredar de nuevo y dejar la materia dispuesta para construir algo coherente, un nuevo orden lógico al color destejido.
Sospecho que lo más terrible de todo es la flojera vital que me da el tejer de nuevo. El hacer con la conciencia del futuro incierto y/o terrible del tejido. Disfruto el deshacerlo todo; la sensación de la nueva novedad proyectada en una nueva madeja lista para dar vida.

No sé si se entiende, es terrible.

viernes, 17 de febrero de 2012

No te quiero pero te extraño más que la cresta.

viernes, 3 de febrero de 2012

Con una mentalidad que no sabe si construye o destruye comienza a imaginarse cómo será la vida de ahora en adelante. Imagina los gustos y aficiones aplicados en vidas anegadas, o por el contrario, vidas completas y aburridas simultáneamente.
Sospecha que si las noche siguen así terminará en nada; cada día serán horas sueltas dispuestas a recordarse como retazos de un entramado que intenta decir algo sin éxito. Perderá las ganas de tanto fallar; dará lo mismo tal vez. El punto a estas alturas es difuso; ¿Cuál es el norte? Resumirlo todo en un concepto universal que lo englobe todo; escribirlo lentamente con tiza en un papel para sentirlo: vida. Escribirlo una vez más, respirarlo y ver como se vuelve a borrar. Vida.
Pensar en la majestuosidad costera; después de todo, las costas son el fin y la partida de todo cuanto hay. Un puerto es más que una construcción, tal como la casa, el colegio, la peluquería. Cosa, Causa, Fin. El orden lógico sometido ante el miedo. Entonces proyectarse: fin, Causa, Cosa. Orden ilógico, inverso, feliz, porque todos lo quieren así creyendo que funciona igual para todos.
Al final tal vez se trate de eso; cosa, causa, fin. Aceptar las cosas y ordenarse conforme a lo que son; no soy yo quien opta, soy yo quien sortéa o en el peor de los casos agacha el moño. No hay elección, sólo suerte. Al final el éxito no es más que buena fortuna; felices méritos para los ojos que decidieron fijarse en el camino adecuado.
Las decisiones no son mías desde hace mucho, por lo que las certezas se hacen aguas a cada paso...

martes, 24 de enero de 2012

Y cuando ya no dices nada no tiene que ver con los hechos, acontecimientos, la vida. "No decir nada" y tratarlo como unidad funcional es el secreto. No decir nada y silencio, no decir nada y dejar pasar. Las horas consumirán de a poco lo que pudo ser la mejor leña.
No tienes idea de cuanto odio cierto silencio. De pronto todo es distancia que acepto y valoro, pero no por eso deja de doler. Tal vez tomar la distancia, consumirla y vivirla me devuelvan al centro. Respirar el aire del metro cuadrado. disfrutar de mis límites.



En cuanto a lo demás, resulta una pena. A veces prefiero asumir que la ausencia es un fenómeno necesario.

domingo, 15 de enero de 2012

"Lo más terrible de todo es que ya no volveré a llamarte de la misma forma, porque tu nombre es más que letras con orden lógico, y menos que todo lo que podría llegar a necesitar..."

Volver.

A cierta hora del día todo está en sepia. Caminar a esa hora es un verdadero agrado; ya no hace calor y muy posible corra algo de viento. Entonces no está mal darse una vuelta un poco más grande de lo habitual para volver a casa, e ir a buscar nuevamente aquello que evidentemente no se encontrará en 30 minutos de caminata por la ciudad. Pero ¿a quien le importa? 
Así que camino por las calles de siempre y algunas de nunca; comienzo a observar y nutrirme. Pienso en la gente, en la calle, en la arquitectura y diseño, en las cosas de la vida y en la vida en sí. Casi como eslabones de una cadena que va de mal en peor, cada tema propone otro, y de pronto la gracia es preocupación, y la idea se convierte en problema y aflicción. Las calles son mapas que me sé de memoria; asocio personas, detalles y momentos a cada cuadra, a veces olores o canciones. Estructuro los recuerdos en base a recorridos de micro y los kioscos que aun venden 4 sunnys en $100; recorro con canciones que muchas veces no dicen nada hasta que suenan dentro con un eco terrible; los recuerdos, cual montañas, tiritan.
Avanzan las horas y las luces ya no son las mismas. Entonces la ciudad brilla con luces falsas, plásticas, blancas como ninguna real. Disfrazan los grises con luces de navidad, el olor a orina con las amarillentas luces de la vía pública, la calidez con velas de alguno que otro local que aun está en happy hour. Los miro a todos; son muchas vidas, que al mismo tiempo son configuraciones de elementos que suman o discriminan para formar un cúmulo de ideas y emociones que se sientan y comparten un pisco sour aislándose de la ciudad, encontrando calor en el otro, en la luz que ilumina la inestable mesa donde descansa una vela que no ilumina, sólo tiñe, y un pocillo con un poco de maní.
Tal vez es tarde y me estoy atrasando. Tal vez es hora de volver, pero aun no me llaman para regresar a casa y tampoco sé como hacerlo. El metro está a un paso, pero no sé como volver a casa, lo olvidé en alguna parte del recorrido, como todo, como siempre. No sé volver a casa, así que bajo aun más al centro de la ciudad, bajo aun más y más profundo, entonces ya es la hora de las niñas de vida "licenciosa", que saludan, ofrecen, gritan. Me da miedo, pero no lo voy a demostrar; saludaré mientras pienso que alguna vez podría resultar bueno escribir acerca de alguna experiencia así, cual aquí en vivo u otro programa de ese tipo. Entonces llego a un punto en que podría fácilmente detenerme, sentarme hasta el punto de hacer las ideas llorar, como quien se fuma un cigarro, pregunta la hora o simplemente encuentra un papel brillante en el suelo y no logra dilucidar si es un envoltorio de un dulce o de un condón.

Tomo la micro que corresponde en la calle que corresponde; intento dormir un poco pero no puedo; ya es tarde y nadie me ha llamado aun. No voy a leer porque tal vez sea para peor. No escucharé música porque ya es tiempo de volver, de salir a flote, de enrutarme directo a casa.
Entonces llego, saludo, como algo y prendo el compuntador. Me recuesto en la cama y pongo música; el ventilador del pc parece ronronear al mismo ritmo que mi gata. Converso y duermo alternadamente hasta que decido apagar  el pc definitivamente: es hora de dormir.
Entonces apago todo, cierro todo, y me pregunto cuando será el momento de volver a casa, dónde fue que me perdí que no volví nunca más. Me pregunto por el norte, la ruta, el camino y otras dimensiones de las cosas. "Estoy como estancado", pienso. Abro la ventana, miro la luna y duermo con un rayo que parece partirme la cara en dos; una parte con los ojos y la otra sin nada.

miércoles, 11 de enero de 2012

Debería tirar piedras en un lago mientras escucho alguna radio local, comiendo natur o algo así, un día nublado. Debería hacerlo por horas. Agotar las piedras, el lago, el natur, las nubes. Agotarlo todo hasta que ya no quede nada, y me consuma el tiempo perdido y el que seguiré perdiendo así, porque es lo que hago y seguiré haciendo.
Agotar el Lago. Agotar el natur. Agotar algo y de paso agotar lo demás; lo que suponen como mundo y que para mi, a ratos, es una piedra en mi caja toráxica, justo en la parte central izquierda, encajándose donde más duele.

martes, 10 de enero de 2012

Unidireccionalidad

Un abrazo que no significa nada, que no llega, que se pierde entra mis poleras para quedar en eso. No sé qué pretendí.

lunes, 9 de enero de 2012

"Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormanta tu amor que no me sirve de puente, porque  un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un  solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mi será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así.(...)"

lunes, 2 de enero de 2012

Tal vez hay demasiado por entender. Demasiado, y no hubo tiempo para conocer respuestas de nada; de un momento a otro aparecer en un escenario diferente, sabiendo lineas que conoces porque sí pero que aun así no te convencen.
Me gustaría jugar a la sinceridad, pero la verdad no la sé. Sólo siento presión; siento las ganas de nadar, de alejarme de todo por una temporada. No quiero perderme como antes; las sensaciones son nuevas y terribles: ya nada es un buen lugar, ya nada me espera. Las casualidades se agotan de pronto, y nadie entendería cuanto me duele eso. Quiero tener libertades que perdí: ya no leo, no veo, no escucho, y me limito a sobrellevar vidas pauteadas, que corresponden remotamente a lo que uno podría ser. Yo no sé que quiero, pero creo reconocer parcialmente lo que no quiero.
"Yo no quiero". Suena terrible. Suena a pendejo mal, suena a que desperté y se me ocurrió no querer por mero capricho. Suena como si en el fondo nada hiciera falta; más bien sobrara. Y no es eso; nunca será eso. "Yo no quiero" como negación parcial de lo que nos tocó. "Yo no quiero" y me voy; ¿Cuánto importa? ¿Cuánto falta? ¿Cuánto hay? ¿Cuánto se pierde?
¿Cuanto duele?

No sé explicar las cosas, y me gustaría elegirlo todo de golpe; reconfigurarlo y probar nuevas estructuras. Pero estoy hablando de la vida, no de un guión. La ficción no es más que un matiz; los datos duros, lo concreto, lo básico; eso es la vida misma. Yo soy ficción, soy matiz. Demasiado inconcreto, inconcluso e incompleto.

Vuelvo nuevamente a lamentarlo todo. Vuelvo con los vacíos y el drama común de ciertas temporadas. Puse todo de mi parte, pero hay algo que puede más que yo. Me desarma con facilidad, me pierde. No soy victima de nada más que de mi mismo; sin embargo, igualmente, sé que no soy la única víctima de todo cuanto pueda suceder a partir de ahora.

La pena invadirá la temporada.